lunes, 11 de noviembre de 2013

Crisis y conciencia de crisis en la España del siglo XVII.

La recesión demográfica

El problema del estudio de la demografía en la España moderna es la escasez de fuentes con la que contamos. Se hizo algún estudio de población, pero estaba lleno de deficiencias- el multiplicador-. Uno de los pocos censos fiables fue el censo de la sal. Para conocer puntualmente la realidad hay que remitirse a censos parroquiales.
Del conjunto de censos sacamos que la población poseía un balance estacionario y si había crecimiento era casi imperceptible. Lo importante de la situación es conocer las causas del no crecimiento. El primer factor es el de la mortalidad extraordinaria, sobre todo la peste. Existieron dos etapas en las que la peste se llevó mayor número de población: entre 1549-1612 y entre 1647-1654. La última oleada fue entre 1676-1695, pero sucedió tan solo en la zona levantina. Aunque la peste fue importante, no se llevó a más de un millón y medio de personas, un 5% de las muertes totales. La peste no era la única responsable.
La natalidad había descendido, en parte por la reducción de los matrimonios, el aumento de los matrimonios en segundas nupcias, retraso de la edad al matrimonio, un espaciado entre los nacimientos considerable y el aumento en la mortalidad de adultos fértiles. La mentalidad también influía, en semana santa cesaban las relaciones sexuales. Otros factores eran el aborto y el infanticidio, los solteros iban en aumento y los conventos o casa parroquiales ganaban más adeptos.
La inmigración era otra forma de sangrar la población. La expulsión de los moriscos-300.000 personas- y las guerras europeas-300.000 personas, sobre todo castellanos- fueron los movimientos más destacables.

La recesión económica

A lo demográfico hay que unir lo económico. La agricultura vive una situación nefasta. Desde 1580 los ritmos de producción decrecieron al haberse estado roturando tierras de baja calidad. Aunque no existe un comportamiento uniforme pues hubo regiones que perdieron más que otras.
En Castilla la vieja, Cataluña, País Vasco...llegan a caer los diezmos por la falta de tierras. La ganadería trashumante desciende en beneficio de la estante, pues las tierras roturadas, de mala calidad, se utilizaron para pastos. En Galicia, desde 1640, se percibe una recuperación en la producción. El causante es el maíz, del cual se intensifican los cultivos; al igual que en Asturias.
En Castilla la nueva existe un estancamiento hasta finales de siglo. En Andalucía hay un comportamiento dispar. En Murcia despunta la producción. En Valencia se sufrió más el impacto de la expulsión de los moriscos, aunque en los años centrales de la centuria se recuperó gracias a las reconversiones en cultivos de cereal llevadas a cabo por los cristianos viejos. Los arbitristas pensaban que para salir de la crisis había que salvaguardar los pastos ganaderos.
El mejor reflejo del freno industrial es la caída del fenómeno urbano. Toledo descendió en la producción de seda, a causa del descenso de población. Desciende el producto industrial “per capita”, viendo cómo única solución llevar la producción al campo, así se evitaba el rígido control de los gremios.
Otra de las causas de la caída industrial está en el escaso empuje de las empresas manufactureras, a lo que contribuyo la llegada de productos extranjeros, y la salida dela materia prima al exterior. Esta política económica era un grave error. El gremio seguía estructurando el sector, anulando la iniciativa privada y reduciendo la entrada de capital mercantil. No existía circulación y el intermediario no reinvertía en la industria, gastándose ese beneficio en títulos y tierras. A ello se unían las tensiones entre gremios y gentes del mismo gremio, y entre mercaderes-artesanos y artesanos, pues los primeros distribuían la producción e invertía sus ganancias en ella, y a los segundos no les interesaba. No se quería que la producción saliera del campo, ya sea por que una familia ganadera podría ganar un “extra” o por posición social. El concejo, encabezado por agremiados, no deseaba que otros elementos molestaran. Al final los mercaderes, cansados, sacaron la materia prima al extranjero o invirtieron en bienes y títulos.
Se producía una desindustrialización. Los comerciantes acabaron trabajando a tiempo parcial en el campo para poder vivir.
El comercio mantenía una balanza de pagos negativa, al ser deficitario con las colonias. España era un mercado reexportador o intermediario. El monopolio de las colonias pasó a ser de Cádiz, donde se formó una nueva burguesía. Además aquí los impuestos eran un 30% menores que en Sevilla, lo que contribuyó también a la aparición de la piratería, el contrabando y el mercado ilegal.

La política interior

El monarca Felipe III instauró la política de validos, en la cual el rey reina y el valido gobierna, en nombre de él. El temperamento de este rey propició el gobierno del duque de Lerma. Ya con el duque de Uceda se instaura este modelo.
Los designios de la monarquía estaban guiados por esta figura (con Felipe IV era el Conde Duque de Olivares). El reinado de Felipe III fue un proceso de consolidación, en el cual se sigue con el viraje dado por su antecesor desde 1568. Agobiado en lo económico tratará de uniformar todos los impuestos en todos los reinos, ello implicaba que las cortes debían de otorgar ese servicio antes de ser expuesto por el rey. Por ello en Cataluña las cortes fueron utilizadas de forma legal e ilegal, consiguiendo una quinta parte de los impuestos catalanes. El aumento de los impuestos llevó al bandidaje y a las revueltas, y aunque la población podía poseer armas, por orden del rey, el virrey las confiscó. Esta situación se movió en el límite del contrafuero.
El sucesor del rey fue Felipe IV, que mantuvo la figura del valido, en este caso Olivares. Este acumuló grandes cargos, ejemplarizando a la obra de Maquiavelo, y utilizó su influencia para nombrar en los cargos más importantes a gente de su confianza. Uno de ellos era Villanueva, quién se convirtió en el artífice de la política centralista en Aragón. Allí se irá suplantando el poder de los consejos por el de las Juntas, destacando la Junta de Ejecución, que incluso eclipsó al consejo de estado.
En Valencia ocurre lo mismo, y en las cortes de 1604, soborna algunos miembros para recibir un pago de 400.000 libras en 16 años, además de que la población debía mantener de forma indefinida cuatro galeras que sujetaran la piratería de las costas. Esta medida podía haber provocado la extinción de las cortes.
Las consecuencias para Castilla de la Guerra de los 30 años iban a ser nefastas, debido al esfuerzo hecho en momentos difíciles. También llevará al conflicto entre la corona y los otros reinos. Todos debían pagar lo mismo que Castilla. Si no era posible por los fueros de cada reino, estos fueros se cambiaban o se introducían leyes castellanas.
Olivares se atrajo a Castilla la nobleza catalana e impuso la fuerza por medio de sus virreyes. Se descastellanizaron los cargos, aunque se castellanizó las leyes. Con ello se buscaba de derecho extender la ley castellana, sin embargo se quería un binomio Castilla-Aragón. En 1624 se creó “la unión de armas” para que Castilla y Aragón aportaran hombres, alimentos, etc, para la guerra. Se trataba de una ley antiforal, que trajo tensiones entre 1626 y 1640.
Se continuó con la convocatoria de cortes particulares. En Aragón y Valencia consiguió, al menos, dinero, pero en Cataluña no consiguió nada. De ahí que la revolución catalana fuera un acontecimiento único y diferente al resto de revoluciones internas. En 1637 se inicia un segundo frente en la guerra de los 30 años. En 1639 los ejércitos pasan por Cataluña para evitar una posible invasión francesa. En ese momento la pequeña nobleza-con el Conde de Santa Coloma al frente- y el clero, llaman a la población para defender los fueros de la invasión castellana, pero el pueblo catalán se dividía entre el centralismo y el foralismo. El levantamiento se inició en Santa Coloma de Fernes. El siete de Junio de 1640 los campesinos entraron en Barcelona, generalizándose el enfrentamiento con los soldados y llegando incluso al asesinato del virrey-“Corpus de Sangre”-. Fue una guerra de carácter civil, social e internacional, ya que Richeleau ofreció ayuda al presidente de la Generaltat, Pau Claris. Clarins proclama la República en 1641 y reconoce cómo Conde de Barcelona a Luis XIII.
En 1643 se suceden varios cambios importantes. Por un lado Olivares es sustituido por de Haro, y Claris muere, provocando la retirada de parte de la nobleza catalana. A esto se une el fin de la ayuda francesa debido al estallido de la revuelta de la Fronda. En 1648 se alcanza la paz de Westfalia. En 1651, con Carlos II, se entra en Cataluña y se fuerza la rendición. La política impuesta a los rebeldes será moderada, impulsando un neoforalismo, con Juan José de Austria como virrey y principal artífice.
Las pretensiones monárquicas también provocaron las revueltas en Portugal. El virreinato que existía pasó a ser gobernación, perdiendo prestigio. En 1637 empezaron los tumultos, y en 1640, los problemas de España en Cataluña son aprovechados por el Duque de Braganza para proclamarse rey, con ayuda de la nobleza portuguesa, Francia e Inglaterra.
El éxito de esta revolución y el fracaso de la catalana está en que con Portugal se ha permanecido unido menos tiempo que con Cataluña, además de que Cataluña servía de tapón para Francia. Pero estas no fueron las únicas revueltas importantes a las que tubo que hacer frente la corona.
En Andalucía (1641) el duque de Medina Sidonia, cuñado del de Braganza, también quería independizar Andalucía. Era tan solo un movimiento secesionista de un noble frete al rey.
En Aragón, en 1648, el duque de Hijar deseaba independizarse con ayuda de Francia. Tan solo fue una conspiración contra el rey.

La política exterior

Fue una política pacifista, ya sea por agotamiento o por crisis, en la que se firmaron grandes treguas-la de los 13 años con los protestantes- y se apostó por el diálogo con Inglaterra. Pero esos acuerdos no se sujetaban sobre fuertes cimientos ya que se rompieron con la guerra de los 30 años.
España no se podía quedar al margen de esta guerra, ya sea por relaciones familiares con el Imperio o por su importancia en centro Europa, y siempre enfrentada a Francia. En principio no era la protagonista, pues el conflicto afectaba al emperador y a Bohemia. El emperador llegó a contar con el apoyo del papado y de España, y es España la que se ve envuelta en esta guerra por su política exterior de mantener el eje Madrid-Viena. Francia e Inglaterra intervinieron en la guerra atraídas por la idea del equilibrio europeo.
El objetivo final de Olivares era una política Austriacista, mantener la hegemonía española y evitar la separación de los Países Bajos.
En Sicilia y Nápoles, cómo consecuencia de la política austera, se incrementaron los precios. En Sicilia el aumento del pan provocó un motín, apagado por la fuerza. En Nápoles fue la fruta la que provocó las revueltas, llegando incluso a verse visos de guerra civil. Los tercios reprimieron a aquellos que se enfrentaron al rey.
Con la paz de Westfalia se reconoce la derrota de la casa de Austria. Había nacido una Europa favorable a la Francia de Luis XIV. En 1660, tras la paz de Los Pirineos, la casa de Austria no supone ningún peligro y España pasa a ser una potencia de segundo orden.

Religión y Cultura en la España Moderna. El desarrollo científico–técnico.

El componente religioso es muy importante. Es el reflejo de la sociedad, una sociedad que quiere imitar el orden sagrado en la tierra. Al final de la edad media, tras la convivencia de diferentes étnias, se llega a la confusión, se tiene “sed de lo divino”.
La iglesia estaba afectada de corrupción y, o es el mismo cristianismo que quiere regenerarse para atender a la palabra de Dios-aparece la Biblia impresa- o desde fuera del cristianismo, con Lutero. Este ve a un hombre que puede por si solo comunicarse con Dios. El erasmismo reivindica ese individualismo. También existe un ansia por saber, surgiendo la ilustración.
La Reforma religiosa fue empezada por Lutero y continuada por Calvino. También existió un deseo del cristianismo por regenerarse. Para la iglesia debía de predominar el dogma Romano-Concilio de Trento- frente al diálogo de Lutero. De ahí surge los seminarios, la compañía de Jesús, órdenes nuevas, etc. Al final los dos coinciden en tratar de uniformar.
Se quieren dar respuestas a los males que están ocurriendo y para ello existían dos vías: la fe y la magia. La magia será perseguida cómo elemento subversivo por parte de cristianos y protestantes. La educación ayudará a erradicar estos cultos y supersticiones, por ello ese empeño en educar al pueblo.
El siglo XVII es el siglo del barroco, el siglo de la austeridad y el extremismo. En el siglo XVIII predomina lo civil sobre lo religioso, apareciendo incluso el ateismo. De una sociedad católica se había pasado a una sociedad secular.
Antes del siglo XV la filosofía estaba ligada a la religión, en el siglo XVIII será conocimiento científico. Esto era la modernidad Europea; en España el humanismo se extendió gracias a Erasmo y surgieron grupos activos dentro del país cultural. El Erasmismo comprendía tres líneas:
  • Intervenir en asuntos político-religiosos con el diálogo.
  • Renovación religiosa y libertad de conciencia.
  • Empeño clarificador de la cultura, utilizando el humanismo.
Aparecerán imprentas en Alcalá y Valencia. La cultura vivirá etapas que irán desde la libertad al control total. Las obras de Erasmo se difunden gracias a sus amigos en la corte de Carlos V-Valdés. Aparecerán los primeros defensores de sus obras, cómo en Alcalá. En 1527 la inquisición hace una consulta para averiguar si Erasmo escribe obras herejes, asunto que le molesto y hasta el propio emperador pidió disculpas asegurándole su libre ortodoxia. Pero en 1536 empieza el declive y todo aquel erasmista fue perseguido por la inquisición, provocando un abandono de sus teorías. Se publicó una lista con los libros prohibidos donde se incluían los de Erasmo. Su idea se queda tan solo en lo filológico. Entre 1556 y 1558 se impone la mentalidad contrarreformista, persiguiendo a todo aquel que fuera en su contra -al obispo de Carranza y a los nobles-. Las fronteras culturales se cerraron, y las universidades fueron más controladas.