miércoles, 20 de marzo de 2013

La formación de las monarquías feudales en la Europa occidental.


La formación de las monarquías feudales en la Europa occidental.

La descomposición del Imperio Carolingio va a formar una serie de estados que cambiaran el mapa europeo para formar los Imperios de la época moderna.
Estados gobernados por Reyes que verán esencial la lucha entre sus iguales para conseguir la primacía del rey como gobernante único.
2.1 Características.
El rey será el máximo mandatario y el principal órgano de justicia existente, hecho al que se le suma la heredabilidad del poder. Este constituirá la Curia, con sus colaboradores cercanos, como órgano de gobierno.
2.2 Primeros pasos de las monarquías feudales.
Italia: Nos encontramos con una Italia dividida en Ducados y Principados, con preeminencia lombarda en Nápoles, Asalerno y Capua. Al sur sufrirán las invasiones de árabes desde Túnez (827), e internándose en Sicilia, Regio y Tarento. También encontraremos húngaros en la marca de Verona y Aquileya, en el norte. Los marquesados de Friul, Tuscia y Espoleto terminaran consolidando su independencia.
Francia: La división entre los hijos de Luís el Piadoso, sucesor de Carlomagno, provocaría la división del Imperio carolingio. En el tratado de Verdum (873), Lotario recibe la Lotaringia, con Roma y Aquisgran, y el título imperial; Carlos el Calvo la Francia Occidental; Luís el Germánico, la Francia Orientalis. La muerte de Lotario (885), divide aún más sus territorios entre Luis II, Carlos y Lotario II. Luís el Germánico dejaba sus estados a sus tres hijos: Carlomán (Baviera), Luís III (Franconia, Tuginia y Sajonia) y Carlos el Gordo, (Alemania), siendo este último el que se impusiera y unificara. Carlos el calvo transmitiría sus dominios a los Capeto, acabándose así la dinastía carolingia con Hugo Capeto (987).
Inglaterra: Las incursiones normandas llegaban hasta la zona de Cambridge (872) siendo los anglosajones los únicos en detenerlos, con Alfredo el Grande cómo héroe (Ethandum-878). Edgardo (960), su heredero y traductor de la obra de Beda, seguirá su labor de fortificación y conciencia nacional. En el 1013 la conquista de Inglaterra por los daneses se hace inevitable. Tras la muerte de Canuto el Grande (1035), el anglosajón Eduardo I hereda el reino (1042) y los conflictos con la nobleza. A su muerte, Haroldo, hijo de noble, reclama el reino, frente a Guillermo I, duque de Normandia, y heredero reconocido. Este último aprovecha los problemas que tiene Haroldo con los daneses (Stamford Bridge -1066) para invadir la Isla (Hastings-1066).
2.3 Consolidación de las monarquías en los Siglos XI y XII.
Francia: Sube al trono Hugo Capeto (Reims-987), el cual no tubo fuerza para enfrentarse al fuerte feudalismo existente. Tan solo la garantía de la descendencia y su alianza con la iglesia pudo mantenerlo en la corona. Sus descendientes, Roberto I (996-1031) y Enrique I (1031-60), llegaron a perder poder todavía más si cabe. Combatieron contra los Feudos y Señoríos deseosos de independencia, pero apoyados por la fuerza pacificadora y de reforma promulgada por Cluny (1ª Cruzada-1063-Barbastro) se pudo conseguir la pacificación del Sur de Francia.
En 1060 Felipe I es nuevo heredero. Enfrentado a Guillermo I por Normandia, y a la iglesia por su actitud bigámica, intento recuperar el poder real. Será su heredero, Luis VI (1108-37), con la ayuda de grandes consejeros (Suger y Chartres), someterá a los señores. En sus enfrentamientos con la Inglaterra de Enrique V consiguió aflorar un sentimiento nacional francés. Fue un controlador férreo de la ciudades (París, Orleáns), apoyado por los burgueses, y un favorecedor de los movimientos comunales.
Luis VII (1137-80) se desposará con Leonor de Aquitania, hija del duque Guillermo. Influenciado por ella, se enemistó con la iglesia y dejó escapar la oportunidad de acabar con los dominios ingleses en Francia. Tras la Segunda Cruzada (1149) Luis VII obtuvo la nulidad de su matrimonio, dejando escapar Aquitania, a favor de Enrique de Plantagenet, conde de Anjou y ahora esposo de Leonor.
Inglaterra: Guillermo I (1066-87) implantó un férreo control sobre los territorios mediante la Curia Regis, las curias locales y la figura de los sheriffs (Domesday Book). Fue ayudado por el clero normando para ordenar la iglesia de Inglaterra, convirtiéndose así en defensor de la misma frente a la aristocracia.
La corona la cedió a dos de sus hijos; para Guillermo II (1087-1100) Inglaterra, el cual consiguió romper las relaciones con la iglesia por afán recaudatorio; a Roberto, enfrentado con su padre, el Ducado de Normandía, el cual lo cedió a Guillermo en garantía de pago por su guerra santa; para Enrique Beauclerc (1100-35), territorios menores, pero tras la muerte de su hermano Guillermo y la victoria sobre Roberto (1105), unificará Inglaterra con Normandía. Intento borrar las diferencias entre sajones y normandos apoyándose en la nobleza anglosajona. En la administración obtuvo grandes avances, con la creación de jueces itinerantes y el nombramiento de funcionarios competentes (Roger). El trono recaerá en su hija Matilde, desposada con Godofredo de Plantagenet, duque de Anjou y heredero del ducado de Normandía por Enrique I. Descontentos con la decisión, los barones normandos apostaran por el sobrino del Rey, Esteban de Blois, trayendo una guerra civil. Finalmente será el heredero de Godofredo, Enrique II (1154-89). El nuevo rey, que también incorporaba Aquitania, unificó todos sus territorios en el nuevo imperio Angevino y fortalecerá el poder real mediante los decretos de Clarendon (1166), por los que se despojan a los tribunales Feudales parte de su competencia judicial y se elimina la inmunidad eclesiástica; restringió la Curia a oficiales designados por él y creo tres ministerios: Canciller, Tesorero y Justiciero. Instauró un sistema de impuestos basado en decretos recaudatorios y aduanas. La oposición de la Iglesia se personalizo en el arzobispo de Canterbury, Tomas Becket, que aun siendo amigo del monarca, fue ajusticiado (1170). En el exterior, además de sus enfrentamientos con Francia y Luis VII, comienza la conquista de Irlanda (1171) y relega a vasallaje a Escocia, tras las revueltas con sus tres primeros hijos.
Alemania: El hijo de Luís el Germánico, Luis IV (911) muere sin descendencia, eligiendo los líderes de Alemania a Conrado I, y después, a un sajón, Enrique (919). Este rey será padre de Oton I emperador (936-72). En su política interna consiguió la pacificación con húngaros, eslavos y duques, con la ayuda de la iglesia. La debilidad de sus sucesores (Oton II, Oton III y Enrique II 973-1024) culminará con la nueva dinastía Sálica de Conrado II (1024-39). Será nombrado emperador Romano e incorporará al reino el condado de Borgoña. Enrique III (1039-56) influirá en el papado deponiendo a tres de ellos (Sinodo de Sutri y Roma 1046). Estos nuevos reyes ejercieron mayor control sobre los duques de lo distintos territorios. Entonces sucedió “La Querella de las investiduras”; el Papa Gregorio VII excomulga al emperador como acto de libertad del papado, de su elección pontificia y de defensa de privilegios. El concordato de Worms (1122) con Enrique V (1106-25) y Calixto II traerá la paz, garantizando la libertad de elección, con derecho del rey a presenciarla. Ya se están gestando las disputas entre Gúelfos, partidarios papales y Gibelinos, partidarios del emperador.
Federico I (1152-90) programó la instauración de un cuerpo legislativo, unificado por la institución imperial. Con el, los derechos imperiales, estaban justificados por el derecho romano. En su política externa, reorganizó el reino de Italia aunque salió derrotado frente al Papa Alejandro III (Venecia-1177).
Reino Normando de Sicilia: Previamente, Italia se encontraba dividida en dominios Lombardos y Bizantinos, además de los árabes en Sicilia. La incursión de los Normandos acabarán con el dominio Bizantino en la península y tras la conquista de Mesina y (1061) y Palermo (1072), acabarán con la presencia árabe en Sicilia. Roger II (1101-54) unifica los territorios peninsulares e insulares, obteniendo el reconocimiento de Inocencio II como Rey de Sicilia. Los gobiernos de Guillermo I y Guillermo II (1154-89) vendrán marcados por la debilidad política frente a los almohades, la reacción bizantina de Miguel Commeno y la política expansionista de Federico Barbarroja. Sin herederos, la corona pasa a su tía Constanza, casada con Federico I.
2.4 Las Monarquías Europeas en el XIII.
Francia: Felipe II, primer “rey de Francia”, controló a la nobleza sublevada (Cruzada Albigense 1209 y 1244) e impuso varios impuestos y la sumisión del clero a la justicia civil. Tras los enfrentamientos con Ricardo I y Juan sin Tierra, obtuvo ciertas ventajas territoriales (Batalla de Bouvines). Para el control del territorio estableció agentes reales (Bailes y Senescales). Luis VIII (1223-26) incorporó el Condado de Tolosa (Albigenses-Muret) y otros territorios. Luis IX (1226-70) favoreció el equilibrio exterior y el orden interior, centralizado con los Consejos (Consejo Real). Los cambios importantes vinieron a través de la Curia (judicial) y la Chancillería (administrativo). Termina la cruzada contra los Albigenses (1229) y se firma el Tratado de París (1259) con Enrique III (renuncia a Normandía). Felipe III (1270-85) incorporó Navarra. Felipe IV (1285-1314) retomó los conflictos territoriales y económicos con Inglaterra. También acabó con la orden Templaria, arrebatándole sus bienes. Arrebató Lyon (1312) y Flandes (1305) a los artesanos y a Eduardo I. En 1309 traslada la Santa sede a Aviñon, en una clara señal de debilidad del papado. En lo administrativo, creo el tribunal de cuentas.
Inglaterra: Sube al trono Ricardo Corazón de León (1189-99). Ausente por su viaje a las cruzadas, será su hermano, Juan I “sin tierra”, quién con ayuda de Felipe II de Francia, se corone rey. No lo consigue hasta la muerte de su hermano (1199-1216). Juan I fue testigo de la pérdida de sus posesiones en Francia (Bouvines 1214). De su enfrentamiento con los señores y el Papado (Cardenal Esteban Langton), surgirá la “Carta Magna” (1215). El rey deja de estar por encima de la ley y queda obligado a respetar los derechos de los barones y las libertades de los habitantes del reino y de la Iglesia. Con Enrique III se llegó a las Provisiones de Oxford (1259). Los barones, impusieron al Rey una comisión de 15 miembros predominantes. Su anulación posterior por el monarca provocará la dictadura de Simón de Monfort, barón destacado. Pero las divisiones entre la los rebeldes y las deserciones en su bando, recuperaron al rey, sin perder lo ganado con la Carta Magna. Eduardo I (1272-1314) afianzará el poder real con reformas legislativas (1275-Estatuto de Westminster). Con una política exterior activa, se anexionará Gales (1282) y ocupará Escocia (Wallace-Stirling 1297 y Falkirk 1298).
El imperio. El gran interregno: Federico II (1210-50) será coronado Emperador en Roma y emprenderá una nueva cruzada. Su abandono provocaría su ex comunión por parte del Gregorio IX (1227-41), y aunque será absuelto en la paz de Ceprano, será excomulgado definitivamente (Inocencio IV-1245). Al morir, el proyecto de unificación acaba y se abre un cisma sucesorio con varios candidatos. Es elegido Rodolfo de Hamburgo en 1273. Sicilia es entregada a Carlos de Anjou.
3.1 La guerra de los Cien años, 1339-1452.
A la muerte del último Capeto la dinastía se extingue y nombran como sucesor a Felipe VI de Valois (1328-50), frente a otros dos pretendientes: Felipe de Evreux y Eduardo III de Inglaterra.
Eduardo III, despechado, apoya a Roberto de Artois, enemigo del nuevo rey de Francia. La victoria de Eduardo sobre los franceses en la batalla naval de Sluys y Crécy (1346) descartó para los franceses una invasión sobre Inglaterra. Dos años después la peste negra paralizará durante un tiempo las contiendas.
Como muevo rey de Francia, Juan II tendrá que hacer frente a los avances del “Principe Negro”, hijo de Eduardo, cayendo prisionero del Ingles (1356). Eduardo III firmará la paz de Bretigny, en la que, a pesar de conseguir territorios desde los Pirineos al Loira, renunciaba a la corona de Francia (1360).
Unos años antes (1356) la contienda se traslada a la Península Ibérica enfrentando a Pedro IV de Aragón y a Pedro I de Castilla. El primero, y con ayuda Francesa, pretendía la anexión del Reino de Murcia y el dominio del Mediterráneo. Las contiendas acabaron sin un ganador claro. Castilla por su parte, en sus pretensiones a la corona Portuguesa, también tubo problemas saliendo derrotado en la batalla de Aljubarrota, coronándose Juan I rey de Portugal.
En 1375 se firma en Brujas una tregua por dos años, conservando los Ingleses Calais y algunos territorios más. Le siguieron periodos de treguas (1377) hasta la llegada al trono Inglés de Enrique V. Invadió Normandía y obtuvo importantes victorias (Azincourt) hasta la toma de Caen (1417), donde ordenó la muerte de los varones. En 1420, por el tratado de Troyes, Enrique V casa con la hija del Rey de Francia Carlos VI, reconociéndolo como heredero al trono si respetaba la independencia de Francia. La muerte del Rey Inglés antes que el Francés desencadenó de nuevo la lucha por el trono (1420). Los ingleses tomará Paris y el norte de Francia (1429) hasta llegar a Orleáns. Allí, Juana de Arco encabeza la victoria francesa. Se coronará rey a Carlos VII en Reims. Los franceses toman París y entre 1449-53 atacan Normandía y Gascuña, aniquilando al ejército inglés en Fromigny. En 1453 tomó Burdeos recuperando toda Francia, salvo Calais.
3.2.Las Monarquías occidentales en el Siglo XV.
Francia: Luis XI (1461-83) mantendrá su autoridad gracias una herencia basada en una Francia victoriosa, un ejercito organizado y un buen aparato administrativo y fiscal. Pero los señores seguirán causándole problemas llevándole a enfrentamientos seguidos (1464-Montlery, 1477-Nancy) contra Carlos de Charolais, duque de Borgoña (Carlos el Temerario), el cual fue vencido en parte gracias a la diplomacia con Lorena y Suiza. El rey amplio sus territorios con Provenza, por herencia de los Anjou (1480-81) e incorporó el Rosellón y la Cerdaña (1462). Carlos VIII (1491-99) volvió a enfrentarse a una coalición señorial, pero esta fracasó fortaleciendo el poder monárquico. Su matrimonio con Ana de Bretaña le permitió incorporarla a la corona.
Inglaterra: La temprana muerte de Enrique V trajo al trono a un menor, Enrique VI (1422-61), con la consiguiente regencia de sus tíos, los duques de Bedfor y Gloucester. Las derrotas frente a Francia y la pérdida de Guyena (1453) agravó la crisis hasta el estallido de una guerra civil (“Las dos rosas”). La casa de York y el conde de Warwick elevan a Rey a Eduardo IV (1461). Tras 9 años y con Warwick ahora de aliado, Enrique recuperara su trono. La reacción de Eduardo IV será devastadora, eliminado al Rey, a su heredero y al de Warwick. El nuevo rey reinará hasta su muerte dejando el trono a sus dos hijos tutelados por su tío, Ricardo de Gloucester (1483). Este, los eliminará y se proclamará Ricardo III. Sin apoyos, un grupo de señores reunidos en torno a Enrique Tudor le vencerán en Bosworth (1485). Enrique VII reinó con autoridad una nobleza mermada por las guerras, permitiéndole proseguir con su incursión en Irlanda y formar la paz con Escocia.
Alemania: Rodolfo de Habsburgo fue un monarca enérgico cuyo fin era la pacificación y el orden en el territorio alemana, ampliando sus territorios con Austria, Estiria, Carintia y Carniola (Durnkrut 1278). En 1292 es Alberto de Hasburgo (Batalla de Gollheim) reconocido como nuevo Emperador. Sus enfrentamientos con el pontífice Bonifacio VIII y los recelos de los príncipes provocaron su asesinato (1308). Enrique VII de Luxemburgo (1309-13) sería el elegido para asentar las bases de la grandeza de la nueva dinastía. Puso sus miras en Bohemia, logrando ciertas ventajas gracias a los matrimonios, pero su intervención en Italia le trajo el fracaso exterior. El rey de Bohemia apoyó la subida del que sería el nuevo rey, Luis IV (1322-47), duque de Baviera. Sus alianzas con los Ingleses trajo el enfrentamiento con otro gran imperio, Francia. Se opuso al papado de Aviñon y marchó sobre Roma (1327) para imponer como papa a Nicolás V. Respondiendo a esta política imperialista intervino en el Tirol, Carintia, Holanda, Zeelanda y Frisia. Con Carlos IV de Luxemburgo ( 1347-1419) y su heredero Wenceslao, el poder del rey se diluyó entre el poder del resto de los príncipes alemanes (Bula de oro 1356). Mientras unos se auto proclamaban Emperador, otros reconocían a Segismundo, rey de Hungria y Bohemia, como el verdadero (1419). Centrado en los problemas de la Europa central, consiguió acabar con el cisma de Occidente (Concilio de Constanza) y aunque fue derrotado por los Turcos (Nicópolis-1396), mantuvo sus estados frente al poder otomano. Federico III (1440-93) de Habsburgo iba a presenciar como el bloque centroeuropeo se dividía en dos; Húngaros y Bohemios cedieron sus coronas, quedándose tan solo con Austria. Durante su reinado consiguió llegar a acuerdos con el pontificado (Viena 1448) y con su política matrimonial accedió a la herencia de Carlos el Temerario, gracias a la boda de su hijo Maximiliano (1493-1519) y María de Borgoña.
Italia: La situación de Italia podríamos visualizarla en 3 entidades territoriales. Al Norte, donde las ciudades estado están bajo el poder de grandes familias. En Milán dominaran los Visconti, con Mateo, que ejercerá el poder como un “capitán del pueblo”, imponiendo su tutela sobre las ciudades del Po. Génova destacara por ser una ciudad económicamente poderosa y con Venecia como única rival. También disputará con la corona de Aragón. Venecia va a ser modelo de estabilidad política, con una república gobernada por una oligarquía. A principios del poseía Paua, Vicenza y Verona. En Florencia el peso del patriciado local (Güelfa) se impondrá sobre los gobiernos autoritarios. Su influencia se extenderá a la anexión de Luca y la conquista de Pisa.
La zona Pontificia la formaban un conglomerado de ciudades. Roma estaba gobernada por diferentes familias poderosas, que provocarían la revolución comunal de Cola di Rienzo (1344). Otras ciudades, como Bolonia, Ferrara o Rimini, consolidaron su poder autónomo frente al papado. Las Constituciones Egidianas de Gil de Albornoz intentaron traer paz y orden a estas ciudades (1357). La posterior liquidación del Cisma dieron al pontificado una tregua para erigirse como principal poder central.
Y al Sur, con Nápoles, Sicilia y Cerdeña, donde los enfrentamientos de dirigentes de escasa talla con Franceses o aragoneses no les salvo de despojarse de su influencia.
4.El origen de los Estados Modernos.
Los estados europeos van a experimentar una evolución desde una organización Feudal y de vasallaje a otra de centralización del poder y absolutista. La idea de estado y su afirmación territorial va a ser imprescindible para crear un gobierno centralizado y burocratizado. Se dará importancia a los tributos y a su organización, tanto recaudatoria como legislatoria. El rey ya no es un “primus inter pares”, son heredero directo de Dios, lo que le da el privilegio esencial de dejar en herencia la corona. Es un poder basado en la reducción del poder a los nobles y a los órganos representativos que forman. Su interés por el control sus “súbditos” se extenderá a los todos los niveles sociales, incluido el eclesiástico.
El estado creara los órganos necesarios para mantener su supremacía. El consejo del rey va a coger importancia, así como los “personajes” que van a gobernar directamente en su nombre. Para mantener este engranaje, los impuestos o tributos van a cobrar importancia, a la vez de la creación de un ejército permanente.
En las relaciones exteriores seguirán las contiendas, a la vez que aparecen las figuras de los embajadores, representantes directos del rey en otros estados y una forma diferente de afrontar, mediante la diplomacia, las guerras.

Asistimos a la pérdida de poder e influencia del estamento señorial en sus territorios debido a las continuas batallas contra el estamento real, el cual habrá ganado posición de fuerza y privilegio para la edad moderna, la edad de los imperios y los descubrimientos.

Mitre, Emilio, Historia de la Edad Media en occidente. Madrid: Cátedra, 1995.
Kinder,H.-Hilgemann,W. Atlas histórico Mundial Vol.I. De los orígenes a la Revolución Francesa. Madrid: Istmo, 1996.

Conceptos del Tema:
 
MONARQUÍA FEUDAL. Monarquías que se desarrollaron en plena Edad Media, en la Europa Occidental, caracterizadas por la imposición de monarquías hereditarias patrimonializadas en fuertes dinastías en el espacio de los reinos que surgen frente a los poderes universales (Emperador y Papa) y como cúspide de las relaciones de vasallaje propias del feudalismo. Su localización temporal se sitúa entre los siglos X y XIII. La coincidencia temporal con las Cruzadas y la fase más expansiva de la Reconquista aumento el protagonismo de estos reyes, que utilizaron estos procesos para volcar hacia el exterior la necesidad intrínseca del feudalismo por la guerra.

PODERES UNIVERSALES. Poderes universales es la expresión utilizada en Europa Occidental desde la Edad Media para referirse al Pontificado y el Imperio, por cuanto ambos se disputaban el llamado “Dominium mundi” (concepto ideológico con implicaciones tanto terrenales como trascendentes en un plano espiritual), y mantenían con el resto de los agentes políticos una pretensión de superioridad, cuya efectiva plasmación en la realidad fue muy desigual, dada la existencia de factores como la dispersión territorial, el bajo nivel de desarrollo técnico y productivo del modo de producción feudal y la tendencia social y política del feudalismo a la descentralización del poder.

QUERELLA DE LAS INVESTIDURAS. La lucha de las Investiduras, fue un conflicto que enfrentó a papas y reyes cristianos entre 1073 y 1122. La causa de dicho desencuentro era la provisión de beneficios y títulos eclesiásticos. La finalización de tal conflicto llegaría el 23 de septiembre de 1122 con la firma del Concordato de Worms, ratificado un año después por el concilio ecuménico de Letrán. Por aquel protocolo se establecía un acuerdo entre la santa sede y el imperio, según el cual correspondería al poder eclesiástico la investidura clerical mediante la entrega del anillo y el báculo y la consagración con las órdenes religiosas, mientras que al estamento civil se le reservaba la investidura feudal con otorgamiento de los derechos de regalía y demás atributos temporales. Los así investidos se debían al papa en lo religioso y al soberano laico en lo civil.

CARTA MAGNA. Desde principios del siglo XIII la nobleza inglesa se rebeló contra los excesos de la monarquía. El 12 de junio de 1215, los señores feudales ingleses impusieron a su soberano, Juan sin Tierra, la Magna Carta Libertatum, largo texto de 63 artículos, considerado como el primer documento constitucional de Inglaterra, establecido contra la arbitrariedad de la Corona y en el que se estipulan medidas concretas de protección de las libertades individuales.

BURGUESÍA. Burguesía, en un principio, designaba a los habitantes libres de las ciudades europeas durante la edad media. En sentido etimológico proviene del latín burgus y del alemán brug, designando a aldeas pequeñas que dependen de otra ciudad. La burguesía designaría, pues, a quienes habitaban los burgos. El término burguesía se aplicó por primera vez a los habitantes de las ciudades medievales francesas que no eran siervos ni pertenecían a la nobleza; se extendió con gran rapidez a otros países. Estas personas eran por lo general comerciantes y artesanos, y en épocas posteriores banqueros y empresarios. Con el desarrollo de las ciudades como centros comerciales, la burguesía empezó a cobrar importancia como clase socioeconómica. Solían agruparse en corporaciones y gremios para defender sus intereses mutuos ante los grandes propietarios y terratenientes. A medida que la sociedad feudal iba transformándose en una sociedad capitalista, la burguesía encarnaba el motor del progreso industrial de los científicos y del cambio social.

CRUZADAS. En general, se denomina como Cruzadas a la serie de campañas, comúnmente militares, que a partir del siglo XI se emprendieron desde el Occidente cristiano contra los musulmanes para la recuperación de Tierra Santa. Estas campañas se extendieron hasta el siglo XIII y se caracterizaban por la bendición que les concedió la Iglesia, otorgando a los particulares indulgencias espirituales y privilegios temporales a los combatientes. Con el tiempo el término se aplicaría a cualquier guerra que se emprendiera al servicio de la Iglesia, como, por ejemplo, la cruzada contra los albigenses.

GUERRA DE LOS CIEN AÑOS. La llamada Guerra de los Cien Años fue una prolongada serie de conflictos entre los reyes de Francia y los de Inglaterra, que duraron, en realidad, 116 años (1337-1453). Esta guerra fue de origen puramente sucesorio y feudal, pues su propósito no era otro que definir quién sucedería a la rama principal de los Capeto (extinta en 1328), los Valois o los Plantagenet, y quién controlaría las enormes posesiones que los monarcas ingleses tenían en territorios franceses desde 1154, debido al ascenso al trono inglés de Enrique de Plantagenet, conde de Anjou y casado con Leonor de Aquitania. Se saldó con una victoria francesa y la retirada inglesa del continente con la excepción de Calais, que permanecerá en manos inglesas hasta 1558.

GREMIOS. El gremio era un tipo de asociación económica de origen europeo e implantada, poco después, en las colonias, que agrupaba a los artesanos de un mismo oficio, que apareció en las ciudades medievales y se extendió hasta fines de la Edad Media, cuando fueron abolidas. Tuvo como objetivo conseguir un equilibrio entre la demanda de obras y el número de talleres activos, garantizando el trabajo a sus asociados, su bienestar económico y los sistemas de aprendizaje.

INQUISICIÓN MEDIEVAL. El término Inquisición (Inquisitio Haereticae Pravitatis Sanctum Officium) hace referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión de la herejía en el seno de la Iglesia. La Inquisición medieval fue fundada en 1184, en la zona de Languedoc, para combatir la herejía de los cátaros o albigenses, y posteriormente se implantaría en otras partes de Europa. A España llegaría en 1249, implantándose en Aragón (primera Inquisición estatal) para años después, con la unión de Aragón y Castilla, fuera extendida a ésta con el nombre de Inquisición española (1478-1821), bajo control directo de la monarquía hispánica, cuyo ámbito de acción se extendió después a América.

ESTADO MODERNO. El Estado moderno surgió entre los siglos XIV y XV, cuando los reyes aprovecharon la crisis del feudalismo para retomar su poder. Este proceso estuvo respaldado por la burguesía, una nueva clase social nacida con este tipo de Estado. El Estado moderno posee identidad, está organizado, estructurado y es formal; es reconocido políticamente por otros estados y el poder está centralizado.

Fragmento de la Carta Magna de 1215.

[…], que por la presente Carta hemos confirmado para Nos y nuestros herederos a perpetuidad que la Iglesia inglesa sea libre, conserve todos sus derechos y no vea menoscabadas sus libertades. Que así queremos que sea observado resulta del hecho de que por nuestra libre voluntad, antes de surgir la actual disputa entre Nos y Nuestros barones, concedimos y confirmamos por carta la libertad de las elecciones eclesiásticas--un derecho que se reputa como el de mayor necesidad e importancia para la Iglesia--y la hicimos confirmar por el Papa Inocencio III. Esta libertad es la que Nos mismo observaremos y la que deseamos sea observada de buena fe por nuestros herederos y demás, para siempre jamás.


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