martes, 1 de octubre de 2013

Ejemplo para realizar un comentario de diapositivas para Historia del Arte: escultura.

PUERTA DEL SARMENTAL

Vinculación socio-Histórica con la época: La época en la que se realiza constituye una época marcada por la evolución cultural, política y económica de Europa pues se halla conectada con el desarrollo de las ciudades, el acrecentamiento del poder real y la creación de una cultura secularizada que se libera de la tutela de la Iglesia. Nuevas fuentes de riqueza basadas en el conocimiento científico y la importancia del comercio y la industria contribuyen a la creación de la nueva sociedad. Gracias a estas nuevas estructuras y conocimientos se erigen las grandes construcciones y entre ellas las catedrales.



Encuadre Estilístico: De temática religiosa, es la portada del Sarmental de la Catedral de Burgos, del maestro Enrique, situada en uno de los brazos del transepto. Presenta una clara influencia de la catedral de Amiens. Estilo gótico del siglo XIII (taller de Burgos), en la fase clásica de la escultura gótica francesa durante la cual las imágenes se subordinan a la arquitectura, son más naturales hasta llegar a cierta humanidad. Existe cierto idealismo cargado de solemnidad que representa al hombre en su plenitud y su nobleza.

Análisis Técnico: Se trata de relieve, en concreto medio y alto relieve. Las figuras aparecen de frente, de perfil. De pie y sentadas. Se realiza con materiales en piedra. Atendemos a un modelado más real de las figuras. Los pliegues de los paños y los gestos de las figuras dan cierta sensación de movilidad.
La composición es característica de los tímpanos góticos: alrededor de Cristo, que preside el tímpano, se distribuyen el resto de los personajes, obligados a adaptarse al marco arquitectónico. Así, de la misma manera que el arco apuntado del tímpano exige que los escribanos curven sus cuerpos, las arquivoltas obligan a las figuras superpuestas a seguir la curva de los arcos, de acuerdo con la costumbre gótica y en contra de la románica que preferentemente obligaba a seguir la orientación de las diferentes dovelas de las arcadas.
Las figuras, aunque todavía muestran la frontalidad y rigidez románicas, ya presentan una humanización gótica al relacionarse entre sí y desarrollar actividades concretas. Los rostros denotan rasgos diferenciados y los ropajes, que acentúan las líneas curvas a partir de los pliegues, favorecen la corporeidad. Los evangelistas-escribanos y los apóstoles reciben un tratamiento más naturalista. Estos últimos, cuyo frontalismo contrasta con el movimiento de sus cabezas, están sentados y sostienen libros conversan con sus compañeros, otros, con la mirada distraída, parecen meditar.
La mayor parte de las esculturas son prácticamente exentas y se integran en la arquitectura mediante elementos arquitectónicos como las peanas -que ejercen de doseles de los sujetos inmediatamente inferiores-. Entre el tímpano y el dintel destaca un doselete corrido que sirve de base a la escena central y de remate al friso de los apóstoles; su decoración de castilletes remite a la muralla de Dios o a la Jeruselén celestial. Dinámicas olas marinas ejercen de separadoras de los escribanos que coronan el tímpano y contrastan con la inmovilidad de las figuras.
En el relieve la perspectiva se alcanza con el “juego de alto, medio y relieve”. En este caso no hay representación de perspectiva porque no hay elementos de encuadre. En este tímpano, comparable a los de Francia, llama la atención el irregular volumen de sus relieves, en relación con su tamaño. Han sido encastrados en el soporte. La pintura complementaba el conjunto.



Análisis iconográfico: sigue cumpliendo como en el arte románico dos funciones, embellecer y enseñar. Seguimos pues, ante un arte relato caracterizado por tener una fuerte carga simbólica. La Portada simboliza la puerta del cielo y en ella se va a representar la iconografía más importante. El programa iconográfico de su única portada está dedicado a la Maiestas Domini: trasmite un mensaje apocalíptico que puede parangonarse con el modelo que deriva de la Puerta Real de Chartres.
En el centro del tímpano aparece Cristo en Majestad en actitud de bendecir con la mano derecha, mientras con la izquierda sujeta el libro de los Evangelios, que apoya en la rodilla. A su izquierda y derecha, escoltándole, y superpuestos de dos en dos, aparecen los cuatro evangelistas y sus símbolos o Tetramorfos. Dos de ellos, San Marcos al lado del león, y San Lucas al lado del toro, van sentados en amplias banquetas, se inclinan sobre sendos pupitres y escriben al dictado del Redentor el Nuevo Testamento; los otros dos van colocados en un nivel superior, encima de su símbolo -el águila- San Juan, y encima del ángel –que porta un libro- San Mateo; los dos también sentados y escribiendo sobre atriles. El tamaño de los evangelistas es inferior al de Jesús, de acuerdo con el precepto de la perspectiva jerárquica y parecen escribanos afanados con sus plumas entre los dedos y los cuernos de la tinta donde mojar a su derecha. Por debajo del tímpano se sitúa el apostolado que va cubierto por un doselete corrido, formado por arquillos trilobulados.
El tímpano va delimitado dentro del muro por tres arquivoltas. La primera decorada por una hilera de ángeles y serafines que, portando cirios, adoran al Creador, mientras en las dos restantes encontramos a los 24 ancianos del Apocalipsis (sólo veintitrés y un serafín) tañendo instrumentos, reyes bíblicos y santos. Todas estas esculturas se asientan sobre peanas que al mismo tiempo ejercen la función de pequeños doseles de las inmediatamente inferiores.
Las jambas de la portada se componen de un zócalo y dos galerías superpuestas de arcos ciegos. La inferior, sin decoración escultórica, lleva dobles columnas adosadas, mientras que en la superior son simples y la decoran esculturas de Moisés, Aarón, San Pedro, San Pablo y otros dos personajes no identificados.

En el parteluz, aparece la figura de un obispo con mitra estrellada en la que popularmente se ha visto la representación del obispo don Mauricio, bajo cuyo pontificado se inició la construcción de la Catedral, de acuerdo con la costumbre francesa de incorporar a los personajes relacionados con la construcción en los proyectos iconográficos de sus edificios. Sobre el doselete que la cobija aparece el Cordero Místico, elemento iconográfico extraído del Apocalipsis y, por tanto, muy en consonancia con los veinticuatro ancianos y la exaltación del Verbo o Palabra de Dios.