Todos pensamos que las matemáticas o las ciencias son las materias que mueven el mundo, pero olvidamos que el ser humano debe su evolución al momento en el que tuvo conciencia de si mismo y sobre todo de que podía cambiar su entorno.
No podemos despreciar o rebajar las asignaturas de humanidades cuando estas nos preparan cada día para hacer frente a ese momento crucial. Nos volcamos en el fomento de las asignaturas técnicas y las humanidades las dejamos para "soñadores". Se está cometiendo un error.
No podemos despreciar o rebajar las asignaturas de humanidades cuando estas nos preparan cada día para hacer frente a ese momento crucial. Nos volcamos en el fomento de las asignaturas técnicas y las humanidades las dejamos para "soñadores". Se está cometiendo un error.
Las asignaturas de humanidades deben ser comprendidas antes que asimiladas ya que estamos hablando de ideas o conceptos que rodean a la figura del hombre como ser social.
Al hombre no lo hace humano su inteligencia sino lo que ha conseguido con ella.
A pesar de ello no le prestamos la importancia necesaria a que nuestros hijos no entiendan y comprendan los procesos históricos, artísticos o geopolíticos de un mundo cada vez más global. Parece que no nos afecta que un alumno no entienda que el medio geográfico influye en los flujos económicos o que las relaciones económicas entre dos países antagónicos pueden ser mejores que las políticas.
Asignaturas como la Geografía, la Historia, el Arte, la Filosofía, la Literatura, la Lengua o la Cultura Clásica no han de verse como meros aprendizajes que se pueden asimilar "hincando codos", estudiando como borregos y asimilando como loros que no saben nada más que repetir lo que les han dicho. Las humanidades han de entenderse para llegar a una asimilación crítica, que valla más allá del mero aprendizaje de contenidos y que el alumno esté preparado para enfrentarse a los retos que el mundo actual le propone.
Las matemáticas te convierten en un profesional, las humanidades en una ser social.