sábado, 7 de diciembre de 2013

La desigualdad en la educación (con y sin PISA).


En 2006, Jorge Calero realizaba un informe de investigación para el CIDE (Centro de Investigación y Documentación Educativa) sobre "La equidad en educación" mediante el cual destacaba las carencias y debilidades del sistema educativo español.
A raíz del último informe PISA (2012) sobre la posición de España en comprensión lectora, ciencias y matemáticas, es conveniente repasar que problemas destacaba Calero en su investigación ya que es PISA la que advierte que el atraso educativo de nuestro país se debe a las desigualdades entre alumnos.

Comenzaba sus conclusiones destacando la escasez de centros educativos infantiles (0-3 años) de carácter público (gestionado por ayuntamientos). La educación en ese margen de edad no es obligatoria, lo que permite una proliferación de empresas privadas que ofrecen dicho servicio, a precios poco asequibles para familias con escasos recursos. Desde los sistemas educativos centroeuropeos recalcan la importancia de esta etapa para cimentar la formación de la persona.  

La participación de grupos de menor renta, en Bachillerato o FP superior, es escasa debido en parte a la falta de incentivos y motivación para acceder a este nivel, la falta de apoyo económico y las dificultades que van encontrando según suben el nivel formativo pero que no van acorde con la ayuda que reciben. Hablamos de chicos y chicas que van "acumulando" problemas (carencias en matemáticas y lenguaje) y para los que no se enfoca  una solución de forma definitiva. En definitiva,  obtenemos un fracaso escolar elevado en grupos de menor renta.

La dualidad existente del sistema educativo español ha evolucionado a la división social de dos tipos de formación. Por un lado la que se imparte en los centros concertados, demandada por las clases medias-altas que pueden acceder a este tipo de educación "semi-gratuita"; y la que se imparte en los centros públicos. Esta última es preocupante ya que ha derivado en una concentración de inmigrantes, en ciertos centros, desarrollando problemas que intentan solucionarse con los escasos medios de los que disponen lo centros actualmente.

Las desigualdades podemos observarlas incluso en la elección de itinerarios. Existen estudios, los llamados vocacionales, a los que se redirigen estudiantes de "baja calidad". Son las famosas humanidades y ciencias sociales, en las que se cree que con esforzarse un poco podrán solventar el expediente. Claro que hay alumnos brillantes en todas las ramas, pero la generalidad actual es que un alumno necesite refuerzo escolar para ciertas asignaturas. A un alumno sin recursos se le está "apartando" de estos itinerarios porque no puede permitirse apoyo extra y el ofrecido por su centro no cumple con las expectativas. 

Como hemos comentado, un alumno con menos recursos no puede permitirse asistir a clases de apoyo en asignaturas de matemáticas, física, filosofía o dibujo. Puede que existan programas de apoyo para niños de origen social desfavorecido, llevado en su mayoría por alguna ONG o algún tipo de programa de la Junta o Generalidad;  aunque por experiencia propia puedo afirmar que son escasos, dirigidos a "finalizar" las tareas que ha mandado el profesor esa misma mañana y sin un fundamento básico: solucionar sus carencias educativas. 

Pero la mayor desigualdad que se detecta es en la inversión del PIB en educación. Las competencias en educación también lo son en inversión, destinando algunas comunidades, a esta partida, una mayor financiación. No solo es por política educativa, también debemos entender que existen comunidades más capacitadas económicamente (la turística costa Mediterránea) que otras (la agrícola submeseta sur). Estas diferencias se plasman en el mismo curriculum, incidiendo incluso en el aprendizaje de un segundo idioma, matemáticas y la informática.

El futuro no es halagüeño. La actitud del actual gobierno sumado con la coyuntura económica nos lleva al empeoramiento de la situación actual. Se está produciendo una privatización de las pocas escuelas infantiles públicas en las ciudades. Los ayuntamientos están cediendo su dirección a la gestión privada, aumentando los niveles de renta para su acceso.

Por otro lado, si podemos ver por parte de las instituciones un hincapié en el fomento de una segunda lengua en los colegios e institutos, aunque los programas de adaptación del estudiante inmigrante a nuestro idioma se van abandonando.

La reducción de las becas ha supuesto un golpe definitivo para el estudiante sin recursos. Los estudiantes englobados en este grupo, el cual ha aumentado con la crisis, se ha visto obligado a abandonar la educación no obligatoria interrumpiendo su formación. A niveles inferiores, tienen problemas para acceder a los libros de texto y materiales didácticos, sin olvidar que el recorte en plantilla de profesores es el mayor impacto negativo para estos alumnos, llegando a pasar meses sin profesor. 

Además, la inclusión de dos pruebas obligatorias al finalizar cada ciclo (reválida) reduce ese curso a un año preparatorio ex profeso para superar la prueba y abandonar el aprendizaje a algo anecdótico.