viernes, 3 de agosto de 2012

Japón, S.A.

Japón representa uno de los fenómenos económicos más destacados desde mediados del Siglo XX. Una sociedad densamente poblada en un territorio reducido, que ha conseguido convertir a su “nación” en un eje vertebrador de la economía mundial. Los japoneses, en base a su pragmatismo, su homogeneidad social, su arraigo histórico, su implicación social, y por supuesto, su determinismo insular, han ubicado a la cabeza del Pacífico Asiático a un estado casi “mercantil”.

1.Los grandes recursos: la población, la organización y la ordenación espacial de las actividades:

Antes hablábamos de la alta densidad de población que encontramos en este país, pero su distribución es irregular, ya que tras el éxodo rural de la revolución Meiji, debido a el pobre papel de la agricultura y la ganadería, la población se concentró más hacia la parte sur, formando con el tiempo las primeras megalópolis, y dejando un norte mas deshabitado
Tras la II Guerra Mundial, y su derrota, esta concentración de población se agravó por la llegada de repatriados, sobretodo de EE.UU, siendo necesario lo controles de natalidad y por ende, estancando el crecimiento que hasta entonces se estaba sucediendo. Pero es esta masa humana, y su capacidad de adaptabilidad, ahorro y dedicación, la que llevó a Japón a levantarse empleando aquellos caracteres sociales que siempre los han definido: lealtad, disciplina y solidaridad.
Un motor social alimentado por la conciencia colectiva de la prosperidad nacional.
Este nuevo resurgimiento económico va a traer la formación de nuevas élites dirigentes de la economía. Pero, y apelando de nuevo a la mentalidad nacional, son elites que “colaboran” con los trabajadores, que incluso les hacen participes de sus beneficios, provocando un trabajo intensivo y productivo.
Este deseo de mayor productividad, creando en el trabajador medio una drogadicción al trabajo, no busca otra cosa que el ahorro, pues a mayor productividad, mayor son los incentivos. Pero el sistema se expande más; existe una seguridad salarial, una renta acorde con sus necesidades, empleos vitalicios, un aprendizaje continuo, e incluso, toma de decisiones en el futuro de la empresa.

Es el sector terciario el que encabeza la población activa, seguida del secundario y un importante primario, siendo este último el más beneficiado por las subvenciones. La industria y el servicio los localizamos en las zonas de influencia de Tokio, Nagoya y Osaka y en las zonas de expansión del litoral, así como la población o mano de obra.
Recientemente se ha promulgado una política de dispersión frente a la concentración de las megalópolis (Tokaido) o conjunto de áreas metropolitanas, con mas de 33 Millones de habitantes.
Frente a este fenómeno, el plan Tanaka del 83, promovió la instalación en ciudades menos densamente pobladas o incluso ciudades nuevas, los sectores más atrasados o de nueva inversión, cómo las tecnologías. Es el modelo Shi, poblaciones que superan los 30.000 habitantes y que se erigen como un centro comercial.
A estos dos tipos de ordenación se le suma aquellos que aparecen alrededor de los centros regionales.

2.Japón moderno: de las transformaciones al estado S.A.:

 El “milagro Japonés”, que supuso pasar de cero, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, a ser cabeza de la economía mundial, se puede explicar en tres fases.
La primera, anterior a la gran guerra, y durante la etapa Meiji, utilizó como base la creación de una red ferroviaria moderna y la promulgación de la educación universal, con el fin de buscar trabajadores sobradamente formados. El estado, actuando de manera inteligente, eliminó las restricciones comerciales con otros países, creo un moderno aparato burocrático que diera respuesta a las necesidades tanto sociales cómo económicas,  y estableció una fiscalidad razonable; a pesar de ello, el gobierno mantuvo su intervensionismo en la economía.
Se consolidó la agricultura, el comercio y la industria artesanal, y poco a poco se inició la actividad naval, siderurgica y las infraestructuras de comunicación, forzando la importación de materias primas, talón de Aquiles de Japón, debido a su déficit de estas.
A este crecimiento económico le acompañó el demográfico, duplicando la población y descongestionando el entorno rural en dirección al sector secundario de las ciudades.
En una segunda fase, y a pesar de la derrota frente a EE.UU y su intervensionismo, recupera su independencia en la década de los 50 y se alinea con occidente, mayormente con aquellos que los maniataban y que ahora abre sus puertas a sus productos, EE.UU. Se concedieron créditos para que circulara el dinero y se cedieron los avances tecnológicos conseguidos por el estado al sector privado. Pero lo más determinante fue la vuelta de los Zaibatsu, bajo la apariencia de los Zakai. Estos, de estructura diferente, forman un grupo de grandes compañías del cual se vertebran otras mas pequeñas de cualquier sector (Mitsubishi), creando una relación de cliente-proveedor exclusivo.
La última fase, en el ultimo cuarto de siglo, se identifica a Japón como una sociedad anónima o gran empresa que consolida su posicionamiento económico en el mundo, gracias a las actividades industriales. Se ha volcado en la renovación de las actividades pesadas, químicas y mecánicas y ha llevado a cabo un proceso de des localización de otras actividades, como la textil y química, requiriendo mano de obra poco cualificada y especializada. Su sector terciario ha crecido de forma sorprendente, pero sigue siendo la industria, apoyada en la innovación tecnológica, la base de su crecimiento.
A pesar de la importación de materias primas, exporta productos manufacturados muy elaborados y de alta demanda, con lo que equilibra su balanza de pagos. Es además, junto con Corea del Sur, propietaria de más del 60% de los astilleros del mundo. Su flota pesquera, la cual no asume ningún tratado restrictivo de pesca, es la más amplia y moderna, ubicándose en las mejores zonas de pesca.
Podemos decir que Japón fundamenta su economía es un sistema integrado de desarrollo, basado en el abaratamiento de los costes y el control de la producción, con un enfoque exportador que no olvida el interior.
Su alta rentabilidad le ha llevado a influir sobre las economías del este de Asia. Con su capital invertido, son estos países los que ponen la mano de obra barata, las materias primas y el mercado, en la mayoría de los casos.
En esta carrera económica ha tenido que sufrir algunos ajustes debido al descontento del resto de países; pero a pesar de reajustes en la industria, redirigiéndola a los servicios, y de una reducción en la compra de productos primarios, ha sabido destacarse comprando deuda y capital occidental, el cual es recolocado en países subdesarrollados.

3.Logros y límites del nuevo modelo:

La crisis del 79 contrajo la tendencia existente hasta el momento de un crecimiento económico. Pero a pesar de los problemas, esta situación se aprovecho para aumentar la inversión en tecnología e investigación, buscando reducir la dependencia con el exterior y así conseguir aumentar las inversiones dentro del país.
Japón puso en marcha estas nuevas políticas (“Agencia Económica de Planificación”) con el fin de llenar el mercado de sus productos, lo que no fue difícil ya que consiguieron que fuesen de calidad y a precios competitivos.
Japón, que ya había consiguió el 15% del comercio mundial, siendo EE.UU la receptora de un tercio de sus exportaciones, ahora centraba su política económica exterior en  la concesión de créditos y la compra de títulos de deuda a occidente. Si con EE.UU sus inversiones son más directas, cómo en inmobiliario o banca, en Europa su relación es menor, con tecnología y agroalimentarios, siendo tan solo una cuarta parte.
Pero los cambios más sustanciales se ven en las restricciones que tiene que admitir Japón en su política de producción, ya que los países industrializados copaban más de la mitad de sus exportaciones, acaparando el mercado.
A ello se le une su moneda, el Yen, que es de las mas fuertes del mundo, con revalorizaciones continuas y quebraderos de cabeza a EE.UU pues provocaba devaluaciones en el dólar y perdidas de divisas debido a las exportaciones.
Esta carrera económica por el primer puesto hace mella en la base de una sociedad formada por asalariados trabajadores y consumidores, que ahora esta descontenta por la especulación de los años ochenta y de la economía de la burbuja.
A partir de ese momento se entrara en una etapa de madurez en la que se necesita una estabilidad de las relaciones económicas internacionales, promoción de la tecnología al exterior y ayuda al desarrollo. Esta nueva etapa es la denominada Hei Sei.

4.El poder emergente: las razones del crecimiento imparable y los factores del cambio:

Las razones económicas por las que Japón presenta una situación privilegiada con el resto del mundo, convirtiéndose en su primer inversor, se basa en varios hechos.
El primero es que posee el control del Pacífico, interviniendo en el comercio de los países ribereños y reinvirtiendo los beneficios en la región.
Luego, exporta su modelo económico a otros países, cómo Hong Kong, reinventando “pequeños Japón”. Aunque no hay que olvidar que este modelo posee particularidades propias, cómo la regionalización interna vertebrada por la tecnopolis, con las que se desarrollaban regiones desfasadas económicamente. Estas transformaciones buscaban una mejoría en la “calidad de vida” de sus habitantes, preocupándose por la cultura, la comodidad tecnológica, etc.
También llevaron a cabo modificaciones radicales de la producción, conseguidas en varias fases, tales como la drogadicción al trabajo, la automatización, la división vertical y la internacionalización. En su desarrollo interno, se crean instituciones y leyes para fijar directrices de desarrollo espacial, desconcentrar las actividades de las grandes ciudades y además ofrecen incentivos fiscales o estatales (Organización de la Promoción de la Innovación e Institutos regionales, Ley de las Tecnópolis y Ley para la Aceleración del Desarrollo Regional).

5.La esfera de coprosperidad y las razones de la expansión económica:

El interés de Japón por el Pacífico se entiende por la riqueza de recursos fósiles y minerales que poseen y que los nipones anhelan. Su influencia económica abarca desde Corea del Sur hasta Brunei, controlando su economía en más de un 60%. Varios de estos países y de sus orientaciones comerciales son los siguientes:
Corea del Sur: país de economía eminentemente terciaria y de exportaciones de bienes manufacturados, ha sido convertido en filial nipona, cambiando incluso varias de sus pautas productivas.
Taiwán: de características similares a la anterior, aunque más dependiente de Japón y EE.UU, causa que le llega a perjudicar. Se le suman los conflictos que tiene con China para entrar en su mercado.
 Hong Kong y Macao: llevan a cabo relaciones comerciales con occidente y diversifican sus intercambios convirtiéndose en centro de servicios y exportadores de textiles y juguetes.
Singapur: una ciudad-estado con el mayor puerto del sureste asiático y una situación estratégica privilegiada para el comercio. Se ha especializado en la reexportación de productos malayos y ha orientado su importaciones a EE.UU y Europa.
El sureste asiático es otra zona de influencia Japonesa con comercio basado en la alimentación y la petroquímica, y gran dependencia del comercio exterior. En la misma podemos encontrar los denominados países taller, de barata mano de obra, como Tailandia, y países que sirven fundamentalmente para expandirse, como Malasia.
Comulgando con sus “teorías económicas”, Japón ha llevado a cabo, en la zona de influencia ribereña del Pacífico Asiático, una estrategia de des localización de actividades menos rentables.  Aunque si es cierto que aprovechando la abundancia de recursos y mano de obra existente, con el fin de acaparar el mercado, controlar el potencial petrolífero y la libre circulación naviera para su flota.
Este modelo de desarrollo se fundamenta en 3 ejes que forman un “triangulo de crecimiento” interesante para el capital exterior: Malasia, con una fuerte industrialización; Tailandia, eminentemente turística; y Singapur e Indonesia, con unos sistemas productivos ya diversificados. En cada uno de estos ejes se forma la Ciudad-Estado, organizadora de esas industrias y de la mano de obra, creando un importante sector terciario.

Japón ha representado y representa la fuerza de una cultura, una tradición, unas bases sociales, transmitidas al terreno económico y comercial. El poder económico de Japón reside en su población, en sus circunstancias geográficas e históricas y en otros factores de los que han sacado provecho propio. Pero no todo es “sol naciente”, pues en la base de esa competitividad transmitida de dentro hacia fuera, puede albergar sentimientos de fracaso, ya que si buscan la perfección, lo notable es una vergüenza. Esto se refleja en familias desestructuradas y adolescentes perdidos, pues no encajan en la “máquina maravillosa” que han contribuido a poner en marcha.
-                    VV.AA, (2008), “El estado del Mundo 2009”. Madrid.
-                    Allen, G.C. (1980), “Breve historia económica del Japón moderno : (1867-1937)”. Madrid.