La
unión de los reyes católicos se hizo bajo tres principios:
territorios, fueros y cortes. Serán respetadas dentro de las dos
entidades en las que se mueve. Es una entidad plural. A
finales del siglo XV culmina la reconquista, se descubre América, se
conquistan las Canarias y se anexiona Navarra. Se irá formando
España.
Los
cronistas de la época o se centraban en la historia del
pasado o en la historia de los reyes. Se ensalzaba los valores
comunes de las dos coronas, y se fomentaba los principios de la
cultura nacional. Los historiadores se pusieron al servicio del
poder. Esa idealización de los reyes católicos ya partía de sus
hazañas en vida. Este esfuerzo iba encaminado a legitimar a la reina
de Castilla, salida de una batalla. Vinculan su imagen a la religión,
cayendo en lo mesiánico. En los siglos XVI y XVII destaca este tipo
de historiografía, ensalzando cada vez más la figura de Fernando.
En el siglo XVIII y XIX será la figura de Isabel la que gane en
importancia.
El
debate se polariza en torno al estado (un concepto que surge
de las revoluciones burguesas). Algunos historiadores hablan de
dividir estado de monarquía. Son dos monarcas que patrimonializan 2
reinos, sin existir sentimiento nacional común. Otros hablan de
organismos centralizadores y de soberanía. John Elliot las llamó
“monarquías compuestas”, destacando su pluralidad. Otra cuestión
es el nivel de integración, los vínculos, las alianzas entre los
nobles, aunque cabe destacar que la política exterior fue llevada en
común. El modelo impuesto para reinar los dos reinos será el
federativo catalán, pero Castilla se irá imponiendo al resto.
Rodríguez
Sánchez lo llamaba un “mundo político no terminado”. La idea
del poder absoluto en Castilla es teórica, pues había poderes con
intereses.
España
era un término que hablaba de entidad geográfica. Los cronistas
relacionaban este término con Castilla, heredera del reino Godo. Era
un imperialismo cultural. De él trata de defenderse Cataluña,
reclamando también la herencia Goda.
La consolidación de
los regionalismos
Las
nuevas formas de gobierno en la España moderna fueron las bases para
los futuros regionalismos. Las realidades más próximas del
campesino de la edad media era la familia, la comunidad y la
administración. A partir de los reyes católicos, entre monarquía y
reino surge un escalón intermedio, con el cual poder gobernar más
eficazmente. El Concejo fue el elemento que funciono al frente
del reinado. En un escalón intermedio aparece la provincia.
Ya desde la edad Media los concejos de núcleos de alta densidad de
población tenían un ámbito de influencia mayor (la Villa). Esta
tendencia se mantendrá hasta principios del SXIX. Se formaron 3
maneras de unión jurisdiccional:
- Mantenimiento de las regiones fórrales: Las regiones independientes que se unen al reino mantienen su estatus jurídico, con autonomía fiscal y hacendística.. Estas regiones evolucionaran a un refuerzo de los órganos administrativos propios debido a las necesidades de la monarquía, sobre todo en el tema defensivo (frente a Francia). En el Siglo XVIII se implanta los “Decretos de nueva planta”, por los cuales los territorios de Aragón no serán considerados cómo territorios de Castilla. Se ponen bajo control directo del rey, identificándose con la centralización, aunque mantuvo sus circunscripciones. Se creará la figura del representante del Rey, el intendente, también las figuras del capitán general y de la audiencia. Es solo una centralización administrativa, no regional.
- “Ex Nihilo” o entidades territoriales y militares: Se dan con la creación de nuevas regiones administrativas. En Galicia no existe red urbana que controla el territorio, por lo que se establece una capital general, con audiencia, en A Coruña. También, con Felipe II, se establece el tribunal de la Inquisición en Pontevedra. Obtendrán representación en las cortes. En 1711 se establece la primera intendencia de armas del país. En Extremadura no existían límites específicos hasta finales del SXVI. Tampoco tenían representación en las cortes. Su división actual es debido a la armada. En 1640 se fija un capitán general que vigile la frontera con Portugal. En 1651 tiene representación en cortes, sucediendo lo mismo con Asturias. Luego vendrá la tesorería y la audiencia, presidida por el Capitán general.
- Zonas de influencia urbana transformadas en provincias: Sucede cuando la Villa se convierte en centro de la provincia. El peso de las ciudades era importante en la corona de Castilla, aunque con el tiempo se reforzarán los contornos. En Castilla la clave la tiene la fiscalidad y su forma de obtener recursos dividiendo en 18 provincias fiscales. Cada una se corresponde a la ciudad con representación en cortes. Estas aglutinaban circunscripciones según criterios fiscales (cada impuesto, una circunscripción). Pero no todos los impuestos tenían circunscripciones, por lo que la monarquía trató de racionalizar el cobro de impuestos. Restó autonomía a las cortes y colocó a un funcionario real en cada provincia, con el objetivo de reducir la dependencia fiscal de las cortes. En el SXVII surge el “Superintendente de rentas reales y de Millones”, las rentas provinciales y la fusión de los impuestos, al fundir los territorios. En 1691 surgen las “provincias de millones”. En el SXVIII se generalizan los intendentes, los cuales controlaban los aspectos fiscales. En 1750 se instauraron 4 grandes administraciones fiscales en Castilla: rentas provinciales, generales o aduanas, regalía de la sal u regalía del tabaco. Albacete estaba incluida en Murcia, y por la mancha, hasta Valdepeñas. En 1799 se fusionan estas administraciones fiscales correspondiéndose con las provincias de rentas. Culmina con Javier de Burgos, que en 1833 delimita el territorio en las 50 provincias, atomizándose las estructuras provinciales.
La
corona potenció los sentimientos regionales. Ciertas unidades
territoriales, a causa de las presiones externas, reforzaron su
sentimiento de unión. En el SXVIII se planteó al País Vasco
cómo un problema común debido a la dificultad en la recaudación de
impuestos. En El SXIX se unen los vascos ante la invasión de sus
fueros por el gobierno central.
La idealización de un reinado
A
finales de la edad media había 5 reinos: Castilla, Aragón,
Portugal, Granada y País Vasco. El reino de Castilla poseía una
mayor extensión territorial, 2/3 partes de la península, aunque
Aragón tenía una mayor población. En el SXIII la reconquista toma
un impulso definitivo, proyectándose Castilla sobre Andalucía y
Aragón sobre Valencia. Únicamente Granada es Árabe. Gracias a las
repoblaciones se consolidó una oligarquía latifundista.
La
sociedad castellana obtuvo una mentalidad luchadora
frente al infiel, una mentalidad militarista. La reconquista fue
llevada por la nobleza, el clero y el ejército. Aparecieron los
latifundistas cómo una minoría. La forma de riqueza derivaba de la
ganadería. Dichos ganados descendían del sur. Para guardar los
intereses de esa oligarquía se creó el “Honrado Concejo de la
Mesta”. Pero no todo era positivo, pues se sufrió varias pestes,
guerras nobiliarias y “terremotos” sociales. La monarquía
siempre vivía enfrentada a esta oligarquía, desgastándose la
primera. Al final de la edad media encontramos un caos político. Las
Cortes no tenían mayor importancia, pues el rey no tenía la
obligación de convocarlas regularmente. La nobleza y el clero no
pagaban impuestos, no así el tercer estado que permanecía solo en
las cortes.
En
cambio, en Aragón, el máximo órgano de representación
frente al rey eran las Cortes. Estas se componían de tres brazos: la
nobleza, el clero y el tercer estado. La proyección expansionista de
Aragón era hacia el Mediterráneo y hacia Valencia. Esta corona
reunía varios reinos: el reino de Aragón tenía poco peso y de
carácter agrícola; el de Valencia se parcelaba en pequeños colonos
aragoneses y catalanes que convivían con los mudéjares; Cataluña
era la más dinámica, aportando un imperio y un sistema político de
pactos (el rey convocaba las cortes con regularidad). El monarca
debía convocarlas con regularidad. Aquí no estaba solos el tercer
estado, pues le interesaban a los otros dos poderes unirse frente al
rey.
La unión de las Coronas
El matrimonio entre Isabel y Fernando supuso la unión
dinástica de las coronas, no así la política. Cada rey gobernará
en su reino, aunque Fernando si tuvo alguna intervención en
castilla, pero siempre delegado por la Reina. La Reina no intervino
en Aragón.
A finales del siglo XV, en Aragón se sucedió una guerra
civil. La monarquía de los Trastámara ocupaba la corona. Alfonso V
reinaba desde Nápoles sobre un virrey. Este suceso, unido a la
crisis agraria, que enfrento a los Pageses contra los nobles, y el
quiebro de varias bancas, pudo provocar un ambiente de tensión.
También existía un enfrentamiento entre la Biga (oligarquía
urbana) y la Bulga (gremios). Juan II sucedió a Alfonso V en el
trono. El nuevo rey fue, junto a su hijo Carlos, protagonista de la
guerra civil aragonesa. La guerra de 1466 es causada por el
deseo de Juan II de que un hijo procedente de otro matrimonio
reinara. Este nuevo hijo era Fernando. La guerra acabó estallando
cuando Carlos muere en prisión y Juan II es declarado culpable por
parte de los seguidores de Carlos. Fue una luche entre monarquía y
Generalitat. La crisis se acrecentó con el conflicto frente a
Francia por el Rosellon y la Cerdaña.
El enlace se hace en secreto, debido a las amenazas que sufre
Isabel por parte de su hermano. Ella fue llevada a Valladolid, al
igual que Fernando. Ante la falta de posibles tuvieron que pedir
dinero a los judíos ricos. A la boda se oponían los franceses y los
nobles de Castilla, que veían perder el poder que disfrutaban con un
rey débil. A favor estaba Juan II de Aragón y el arzobispo de
Toledo.
En 1475 Enrique IV es destronado por los Pacheco y el
Arzobispo de Toledo en su hermanastro Alfonso, de 11 años. Al morir
este, en 1468, Enrique IV reconoce cómo heredera a Isabel, una
decisión que contó con el beneplácito del marques de Villena, los
Pacheco y el arzobispo de Toledo, en el tratado de los “Toros de
Guisando”.También desheredó a Juana la Beltraneja, pero sin
declararla ilegítima. Pero con la boda entre Isabel y Fernando, en
1969, Enrique IV rompe su acuerdo y deshereda a Isabel, con la que
tenía planes para el rey de Portugal y nombra heredera a Juana,
haciendo estallar la guerra civil (1475-1479). Poco a poco se
aclararon los dos bandos:
- Isabel, los Mendoza y los Enrique.
- Enrique IV, los Pacheco, el Arzobispo de Toledo y Ponce de León. Estos últimos irán en contra de la posibilidad de un rey aragonés.
En 1474 muere Enrique IV, proclamándose reina Isabel y provocando la
reacción de Felipe V de Portugal, que reconoce a Juana cómo reina.
En la batalla de Toro de 1476 Fernando demostró su valor
estratégico, fortaleciendo la monarquía y provocando el cambio de
bando, de los señores, al suyo. Francia interviene apoyando a
Portugal para que invada Castilla y le ceda Aragón. En 1479 se firma
la paz en “el tratado de Alcaçovas”, donde se consigue
una relación de futura estabilidad con Portugal gracias a una
política de matrimonios. Muere Juan II de Aragón, heredando
Fernando la corona y uniéndose los dos reinos.
La imposición de la autoridad real y la
reorganización político-administrativo
La fusión de los reinos no fue paralela a la de los monarcas. En la
reorganización política de Cataluña
fue Fernando el principal protagonista, desde lo social e
institucional.
En lo social dio preferencia al conflicto entre paçenses de remença
y señores, solucionándolo con la “Sentencia de Guadalupe” de
1486. Algunos la han visto cómo un código rural de Cataluña. Al
abolir los malos usos los señores obtuvieron una indemnización y la
propiedad de la tierra, aunque el campesino poseía el uso efectivo.
También hizo cambios en la elección de los componentes de las
instituciones, por medio de “el sorteo”, para la Generalitat y el
Concejo de Barcelona. En definitiva lo que hizo fue restaurar el
antiguo sistema de gobierno catalán.
En lo institucional se sucedieron cambios administrativos, forzados
por el absentismo del rey en Aragón. Se nombraron virreyes. También
se restauró la vieja “curia regis” para convertirla en el
Consejo de Aragón, que estaba formado por un vicecanciller, cinco
regentes u un tesorero.
El modelo aragonés servirá de modelo servirá de ahora en adelante
a Castilla para su política expansionista debido al
acaparamiento de tierras. Destaquemos que la unión de las personas
superó a la unión de los dominios.
Desde lo práctico la hegemonía era castellana, no solo por su
posición dominante, sino también por las corrientes ideológicas.
Se comenzará una castellanización de los cargos. Fernando si se
ocupó de los asuntos de Castilla, siempre delegado por la reina; no
así Isabel que no participó en los de Aragón. Cuando ella muere,
Fernando tubo entonces problemas para gobernar.
Solo una institución pudo intervenir tanto en tierras catalanas cómo
castellanas. Esta fue la inquisición, aunque los funcionarios en
Cataluña eran catalanes y en Castilla castellanos.
En su intento de consolidar la monarquía llevaron a cabo una
serie de reformas o hechos:
- El primero se trataba de sujetar a la nobleza, basándose en erradicar los conflictos señoriales y el bandolerismo nobiliario de lugares cómo Andalucía y Galicia. Algunos señores, cómo el marques de Villena, fueron sometidos. Se incorporaron los maestrazgos de las órdenes militares. También controlaron los municipios nombrando corregidores y estableciendo la Santa hermandad. Siguió jugando con las cortes al apoyarlas para luego no convocarlas. No se incrementaron los impuestos, pero si hubo cambios en las formas de recaudación, que aumentaron la misma.
- Luego estableció un régimen polisidonal de consejos. Con ellos pudo satisfacer las necesidades que la aplicación de los fueros llevaba, hacer frente a la hacienda y formar un ejército. Se creó el Consejo Real de Castilla, órgano de gobierno y administración del monarca, con competencias diversas (legislar, juzgar...). Estos Consejos se partirán en salas. Cobraran importancia los letrados, cómo los del Consejo de Castilla, que lo formaban nueve letrados, además de un obispo y tres caballeros. Desde 1480 el consejo, al alejarlo de la influencia de la nobleza, quedó al servicio de la corona y se profesionalizó. El otro consejo importante fue el Consejo de Aragón, anteriormente visto.
Otra figura importante fueron los secretarios, intermediarios entre
el rey y el consejo. La hacienda fue reorganizada sistematizando el
sistema fiscal a tres niveles:
- Asuntos contables, gestión e intervención (Contaduría Mayor de Hacienda).
- Recaudación.
- Fiscalización de la gestión hacendística.
Se ordenaron los impuestos en dos:
- Ordinarios, que gravan conceptos cómo el comercio (la Alcabala).
- Extraordinarios (de la iglesia, Cortes).
- Granada era el último reino “infiel”. El proceso de reconquista sufrió un parón en el siglo XIII, hasta el siglo XV. La guerra de Granada fue dura, sangrienta y larga (1482-92). El peso de las acciones las llevó la infantería. Cabe destacar la importancia de la estrategia y la diplomacia. La financiación de la guerra, por medio de impuestos y préstamos de los señores, fue costosa, alcanzando los 800 millones de maravedíes. Tras la reconquista, Granada fue gobernada por tres personas, siendo una de ellas el arzobispo Tendillo, el cual respetó las costumbres musulmanas. Tras la firma de la paz, los musulmanes conservaron todo, incluso con la marcha de Boabdil en 1493. el problema surgió con el cardenal Cisneros, en 1499, que hizo bautismos forzosos, provocando el levantamiento de las Alpujarras y el Albaizín. En 1502 se firmó la pragmática por la cual serían expulsados si no se convertían. Los que se quedaron fueron llamados moriscos o “cristianos nuevos”. Con ellos se ejerció cierta tolerancia hasta 1609.
Hacia la uniformidad religiosa
En la política eclesiástica se realizaron cambios en el seno
del clero. Para acabar con el poder de la iglesia, el rey intervino
en la jerarquía eclesiástica, presentando una lista al papa de
posibles obispos, elegidos por él, que dirigirán las diócesis. La
inquisición, además de religioso, era un organismo político y
cultural; un órgano de control. En Castilla se fomento el
antisemitismo, por el ascenso social de los judíos. Entre ellos
existían dos grupos:
- Los conservantes, 200.000 judíos que conservaban sus leyes y costumbres.
- Los conversos, 250.000, divididos en judaizantes, tibios, sinceros y fanáticos, en orden de menor a mayor conversión.
Al principio las persecuciones se dirigirán hacia los judaizantes,
destacando los fanáticos y los deseosos de la inquisición cómo
perseguidores. Estos “nuevos cristianos” actuaban así por ver
peligrar su posición. En 1478 se establece la nueva inquisición.
Los judíos serán expulsados en 1492, los que permanecieron se
convirtieron en “cristianos nuevos”, aunque siempre fueron objeto
de discriminación en los cargos públicos, bajo permanente
vigilancia. A los “relajados” se les hacían autos de fe,
mientras que a los arrepentidos se les ajusticiaba con el “garrote
vil”, para después quemarlos. A los no arrepentidos se les quemaba
vivos.
La inquisición era de dos tipos:
- Apostólica, dependiente del Papa.
- Ordinaria, dependiente del obispo.
Al crear la nueva inquisición para solucionar el problema converso
se nombró un inquisidor general, elegido por el papa, a consejo del
rey. Se creó también el Consejo de la Suprema Inquisición,
aconsejador del inquisidor general. Entre 1480-92 se constituyeron la
red de tribunales ordinarios por toda la península. El organigrama
de la inquisición era el siguiente:
Casi siempre, salvo en caso de obligación por causa mayor, el
inquisidor general, un obispo, ostentaba el cargo de por vida. Este
encabezaba la suprema, formada por cinco miembros elegidos por el
rey. Existían dos: uno en Castilla y otro en Aragón. También había
alguaciles, porteros... . Los consejeros del tribunal de distrito
eran letrados, con posibilidad de llegar a obispos y formar parte de
la suprema. Existían 20 Tribunales de Distrito, delimitados y
homogéneos en Murcia, Granada, Valladolid, Santiago, Toledo,
Zaragoza, Valencia, Lima, México... . Tenían dos secciones:
- El Tribunal de la Fe, formados por cinco inquisidores y un fiscal general, todos ellos con su debida formación judicial y eclesiástica. También estaban los seis secretarios, el alguacil, el portero, carcelero y receptor (recibía los bienes del reo). Poseían edificio propio con dos cárceles: la secreta, para los que estén en recurso y la penitencia, para los que deben cumplir pena.
- El tribunal de recaudación, que recibía las multas y bienes de los condenados. Fue decayendo porque hubo menos causas en las que había penas de confiscación.
Los colaboradores eran nombrados por un tribunal de distrito. Fuera
de la sede capital del tribunal estaban los comisarios, que llevaban
a cabo los deseos del tribunal. Para ayudarles se creó los
familiares del santo oficio, gentes de confianza que denunciaban los
casos de herejía. Luego estaban los calificadores que asesoraban al
tribunal en temas de fe. Los notarios redactaban los documentos
oficiales. Cualquiera de ellos debía de ser limpio de sangre, no ser
cristiano viejo, demostrando con ello que era un grupo muy elitista.
El tribunal se financiaba de forma autónoma, por las confiscaciones
y multas, bajo el consentimiento del rey. La autonomía de la
inquisición partía de su simple intervención en la parcela
religiosa, no en lo político. Pero hubo coincidencias entre fines y
actuaciones por parte de la corona e iglesia. Esta posibilidad de ver
a la inquisición cómo un implantador de poder creó el recelo de la
corona, y más alarmantemente en la de Aragón, pues allí fue vista
la inquisición cómo un contrafuero de primer orden. Así el rey
utilizó en contadas veces a la inquisición cómo arma política.
Otro de los fines de la inquisición era el de la homogeneización
cultural. El tribunal reprimió a las minorías culturales y depuró
los ámbitos culturales. Se fueron configurando unos rasgos comunes.
Desde lo sociológico la inquisición era la salida de la familia
media para uno de sus hijos a los peldaños más altos de la escala
social, eclesiástica en este caso. Si se conseguía esto, la próxima
generación partía de un escalón más alto. Esto falsea la idea de
una sociedad poco dinámica.
La política exterior y dinástica
La política exterior irá unida a la política matrimonial. Es una
política de tradición Aragonesa, es decir, anti-francesa, en contra
de las buenas relaciones de Castilla con este país.
Aragón tenía conflictos con Francia por la Cerdaña y el Rosellon,
además de Sicilia y Navarra. Carlos VIII quiso apoderarse de
Nápoles, pero Fernando hizo buena su causa de heredero del reino de
Nápoles. Además nos encontramos con el Papa que no deseaba ver tan
cerca de Roma los ejércitos franceses.
En
esta guerra usaron dos fuerzas muy distintas, la de las armas y la de
la diplomacia, enviando embajadores a casi todos los países. Al
crearse la Santa Liga, con Inglaterra, España y el Papado, Francia
quedó totalmente aislada en su causa. Las derrotas del ejército
español provocaron la restauración del ejercito por parte del Gran
Capitán (Tercios, artillería...). Finalmente en el tratado de Lyón
Aragón obtenía Nápoles.
Navarra
fue cedido a los Foie y Alberez, amigos de la casa real de Francia.
En 1512, Fernando con el primer duque de Alba conquista el sur, hasta
llegar a los Pirineos. Se integra cómo territorio autónomo.
Tras la conquista de Granada, los reyes católicos, en especial
Fernando, llevaron a cabo una política expansionista basándose en
tres pilares fundamentales:
- Un ejercito profesional que había evolucionado de las milicias que lucharon en Granada a un nuevo ejercito basado en coronelías organizadas por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán (1453-1515), el cual puso las bases de los futuros tercios.
- Una política de pactos matrimoniales cuyo fin era buscar el aislamiento de Francia. Así su hijo Juan se unió en matrimonio a Margarita de Austria, y su hija Juana también llegó a formar parte de la casa de Austria casándose con Felipe. La princesa Catalina se casó con Arturo, heredero de la corona Inglesa y a su muerte esta se casó con su hermano Enrique VIII.. También iniciaron una política de acercamiento a Portugal con el matrimonio entre su hija mayor Isabel y Alfonso, heredero de la corona, y, a su muerte, con su hermano Manuel.
- La creación de la figura del embajador, informadores y negociadores, en distintos lugares de Europa: Roma, Venecia, Londres, Bruselas y Viena.
Fernando
heredó de la corona Aragonesa ese deseo y amor por el mediterráneo,
y en especial a los estados Itálicos; pero nunca incomparable al
“amor” mostrado por Nápoles de Carlos VIII, rey de Francia.
Un periodo de
debilitamiento político: regencias e interinidades, 1504-1517
En
1504 muere Isabel y queda regente Fernando. Este tendrá que salir de
Castilla al no contar con el beneplácito de los nobles y será
Cisneros el regente hasta la llegada de Juana. La nueva reina no
estaba capacitada para gobernar y será Felipe el Hermoso
quién ostentará la corona. Pero en 1506 muere y de nuevo Cisneros
llamará a Fernando que reinará hasta su muerte en 1516. Carlos I de
España será su sucesor. Este nombramiento será forzado por los
flamencos que veían perder el trono en beneplácito del hermano de
Carlos, Fernando, que ya se encontraba en Castilla.
La
situación era tensa, pues existían 3 fuerzas que aspiraban al
trono: Juana, Fernando, hermano de Carlos y Carlos I. Cualquiera de
los tres podía ser rey pues ya lo eran de otras tierras y poseían
un respaldo económico. Pero los electores no estaban convencidos de
la elección de Carlos I. Durante la regencia de Cisneros se vio que
los nobles no querían a Fernando sino a Carlos, un rey joven
y fácil de manipular. También las tensiones se vivían dentro de la
propia nobleza, provocando enfrentamientos entre ellos., Cisneros
tuvo que crear una milicia para restablecer el orden, aunque fue en
valde.
Uno
de los secretos del éxito de los reyes católicos fue el mantener el
equilibrio entre los intereses de todos. Este equilibrio se rompe con
el enfrentamiento entre comerciantes y productores de lana. La
causa es que los comerciantes fomentaban la importación de lana de
Flandes, perjudicando a los productores. Esta situación duró mucho
tiempo, pues beneficiaba a ganaderos terratenientes y a Carlos I, que
nunca perjudicó los intereses de su tierra natal.
La
extensión de la burocracia estatal iba ligada a la
corrupción. Los cargos en la administración habían sido elegidos
por Fernando, así que eran personas de su confianza y ganadoras de
su favor. Cisneros intentó quitarles sus privilegios, con lo que
huyeron a Flandes, a la corte de Carlos. Ahora había dos gobiernos:
Castilla y Cisneros, por un lado y Flandes y los nobles castellanos
por otro. Era la situación tan alarmante que Burgos decidió auto
convocar cortes para elegir nuevo rey, cosa que solo podía hacerlo
él.
Cuando
Carlos llega el otoño del 1517 se encuentra con inestabilidad
de precios, hambre y escasez de alimentos. La nobleza se ha hecho
fuerte y el estado está en descomposición debido a la corrupción.
Cisneros intento reunirse con él para ponerle al tanto de la
situación, pero los camarillas de Carlos lo evitaron. Carlos
llegó con sus gentes de confianza y con los castellanos que habían
huido. Sus primeras intenciones eran las de desviar dinero de las
Américas para las guerras de Flandes, colocar a sus familiares en
los puestos importantes de la administración y nombrar a su sobrino
Chièvres arzobispo de Toledo. El dinero para el viaje y otras causas
le será prestado por la casa de banqueros Fugger, un favor del que
se verían bien recompensados con cargos y otros favores.
Castilla
sospechaba que este nuevo rey le iba a embarcar en empresas que no
convenían a la corona; y su sospecha se hizo realidad cuando el
nuevo rey convocó las cortes para conseguir el servicio de más
dinero para su coronación cómo rey de Austria. La respuesta de las
ciudades fue negativa. Tras la indignación, en Salamanca, se
promulgaron tres reivindicaciones:
- Que no impusiera más impuestos.
- Que no sufragara los costes de su política imperial con dinero castellano.
- Que cumpliera con las exigencias de sus vasallos, de lo contrario estos se sublevaran.
La
rebelión de las comunidades había estallado. El bando de los
comuneros lo formaban una parte de los núcleos urbanos, a pesar de
que la mayoría estaba gobernado por un patriciado urbano, el cual
provocó dicho levantamiento. Todas las ciudades eran del interior.
Otro componente era el rural, que reivindicaba su situación frente a
la nobleza. Esta por supuesto apoyó a Carlos I, al igual que el alto
clero; el bajo clero estuvo con la causa comunera. El fondo de las
proclamas comuneras era el buen gobierno del rey y mantener su
“status quo”. También existió un componente religioso al
reunirse las ciudades en comunidad y formar la Santa Junta. Esta
rebelión tomó un serio cariz cuando los dirigentes de las ciudades
se reunieron en Tordesillas. Las ciudades más importantes, cómo
Valladolid, Segovia, Burgos y Toledo se levantaron. En el campo
existió un componente anti señorial. Se invadieron o quemaron los
campos.
Cuando
fracasó el movimiento, los nobles recibieron recompensas obtenidas
de los impuestos que se gravaron en las ciudades. También fue el
final de las rebeliones en Castilla durante su reinado. Las Cortes se
vieron derrotadas e inutilizadas.
Otro
problema para Carlos V fueron las Germanías. Se sucedieron en
Valencia y en las Baleares, fundamentadas en problemas económicos y
sociales. Mostraron tintes de revuelta y rebelión. Los protagonistas
fueron los gremios por una parte – enfrentándose artesanos y
comerciantes- y los musulmanes- viéndose aquí enfrentamientos, por
las tierras, entre nuevos y viejos cristianos. Los gremios estaban
armados, pero el rey contó con el apoyo de la nobleza y con el de
los dirigentes de los concejos o “Ciudadanos honrados”.
Los
deseos de los artesanos eran el cambiar el sistema de elección de
los concejos, monopolizados por la oligarquía. También la
posibilidad de ocupar cargos y reconocerles cierto ennoblecimiento.
Otra causa fue la presión fiscal y los abusos nobiliarios.
Al
final el poder de la nobleza se impuso y los mudéjares fueron
bautizados de forma forzosa, para evitar que el grupo de cristianos
viejos aumentara y con ello su poder.