Japón
representa uno de los fenómenos económicos más destacados desde
mediados del Siglo XX. Una sociedad densamente poblada en un territorio
reducido, que ha conseguido convertir a su “nación” en un eje
vertebrador de la economía mundial. Los japoneses, en base a su
pragmatismo, su homogeneidad social, su arraigo histórico, su
implicación social, y por supuesto, su determinismo insular, han ubicado
a la cabeza del Pacífico Asiático a un estado casi “mercantil”.
1.Los grandes recursos: la población, la organización y la ordenación espacial de las actividades:
Antes
hablábamos de la alta densidad de población que encontramos en este
país, pero su distribución es irregular, ya que tras el éxodo rural de
la revolución Meiji, debido a el pobre papel de la agricultura y la
ganadería, la población se concentró más hacia la parte sur, formando
con el tiempo las primeras megalópolis, y dejando un norte mas
deshabitado
Tras
la II Guerra Mundial, y su derrota, esta concentración de población se
agravó por la llegada de repatriados, sobretodo de EE.UU, siendo
necesario lo controles de natalidad y por ende, estancando el
crecimiento que hasta entonces se estaba sucediendo. Pero es esta masa
humana, y su capacidad de adaptabilidad, ahorro y dedicación, la que
llevó a Japón a levantarse empleando aquellos caracteres sociales que
siempre los han definido: lealtad, disciplina y solidaridad.
Un motor social alimentado por la conciencia colectiva de la prosperidad nacional.
Este
nuevo resurgimiento económico va a traer la formación de nuevas élites
dirigentes de la economía. Pero, y apelando de nuevo a la mentalidad
nacional, son elites que “colaboran” con los trabajadores, que incluso
les hacen participes de sus beneficios, provocando un trabajo intensivo y
productivo.
Este
deseo de mayor productividad, creando en el trabajador medio una
drogadicción al trabajo, no busca otra cosa que el ahorro, pues a mayor
productividad, mayor son los incentivos. Pero el sistema se expande más;
existe una seguridad salarial, una renta acorde con sus necesidades,
empleos vitalicios, un aprendizaje continuo, e incluso, toma de
decisiones en el futuro de la empresa.
Es
el sector terciario el que encabeza la población activa, seguida del
secundario y un importante primario, siendo este último el más
beneficiado por las subvenciones. La industria y el servicio los
localizamos en las zonas de influencia de Tokio, Nagoya y Osaka y en las
zonas de expansión del litoral, así como la población o mano de obra.
Recientemente
se ha promulgado una política de dispersión frente a la concentración
de las megalópolis (Tokaido) o conjunto de áreas metropolitanas, con mas
de 33 Millones de habitantes.
Frente
a este fenómeno, el plan Tanaka del 83, promovió la instalación en
ciudades menos densamente pobladas o incluso ciudades nuevas, los
sectores más atrasados o de nueva inversión, cómo las tecnologías. Es el
modelo Shi, poblaciones que superan los 30.000 habitantes y que se
erigen como un centro comercial.
A estos dos tipos de ordenación se le suma aquellos que aparecen alrededor de los centros regionales.
2.Japón moderno: de las transformaciones al estado S.A.:
El
“milagro Japonés”, que supuso pasar de cero, desde el final de la
Segunda Guerra Mundial, a ser cabeza de la economía mundial, se puede
explicar en tres fases.
La
primera, anterior a la gran guerra, y durante la etapa Meiji, utilizó
como base la creación de una red ferroviaria moderna y la promulgación
de la educación universal, con el fin de buscar trabajadores
sobradamente formados. El estado, actuando de manera inteligente,
eliminó las restricciones comerciales con otros países, creo un moderno
aparato burocrático que diera respuesta a las necesidades tanto sociales
cómo económicas, y estableció una fiscalidad razonable; a pesar de
ello, el gobierno mantuvo su intervensionismo en la economía.
Se
consolidó la agricultura, el comercio y la industria artesanal, y poco a
poco se inició la actividad naval, siderurgica y las infraestructuras
de comunicación, forzando la importación de materias primas, talón de
Aquiles de Japón, debido a su déficit de estas.
A
este crecimiento económico le acompañó el demográfico, duplicando la
población y descongestionando el entorno rural en dirección al sector
secundario de las ciudades.
En
una segunda fase, y a pesar de la derrota frente a EE.UU y su
intervensionismo, recupera su independencia en la década de los 50 y se
alinea con occidente, mayormente con aquellos que los maniataban y que
ahora abre sus puertas a sus productos, EE.UU. Se concedieron créditos
para que circulara el dinero y se cedieron los avances tecnológicos
conseguidos por el estado al sector privado. Pero lo más determinante
fue la vuelta de los Zaibatsu, bajo la apariencia de los Zakai. Estos,
de estructura diferente, forman un grupo de grandes compañías del cual
se vertebran otras mas pequeñas de cualquier sector (Mitsubishi),
creando una relación de cliente-proveedor exclusivo.
La
última fase, en el ultimo cuarto de siglo, se identifica a Japón como
una sociedad anónima o gran empresa que consolida su posicionamiento
económico en el mundo, gracias a las actividades industriales. Se ha
volcado en la renovación de las actividades pesadas, químicas y
mecánicas y ha llevado a cabo un proceso de des localización de otras
actividades, como la textil y química, requiriendo mano de obra poco
cualificada y especializada. Su sector terciario ha crecido de forma
sorprendente, pero sigue siendo la industria, apoyada en la innovación
tecnológica, la base de su crecimiento.
A
pesar de la importación de materias primas, exporta productos
manufacturados muy elaborados y de alta demanda, con lo que equilibra su
balanza de pagos. Es además, junto con Corea del Sur, propietaria de
más del 60% de los astilleros del mundo. Su flota pesquera, la cual no
asume ningún tratado restrictivo de pesca, es la más amplia y moderna,
ubicándose en las mejores zonas de pesca.
Podemos
decir que Japón fundamenta su economía es un sistema integrado de
desarrollo, basado en el abaratamiento de los costes y el control de la
producción, con un enfoque exportador que no olvida el interior.
Su
alta rentabilidad le ha llevado a influir sobre las economías del este
de Asia. Con su capital invertido, son estos países los que ponen la
mano de obra barata, las materias primas y el mercado, en la mayoría de
los casos.
En
esta carrera económica ha tenido que sufrir algunos ajustes debido al
descontento del resto de países; pero a pesar de reajustes en la
industria, redirigiéndola a los servicios, y de una reducción en la
compra de productos primarios, ha sabido destacarse comprando deuda y
capital occidental, el cual es recolocado en países subdesarrollados.
3.Logros y límites del nuevo modelo:
La
crisis del 79 contrajo la tendencia existente hasta el momento de un
crecimiento económico. Pero a pesar de los problemas, esta situación se
aprovecho para aumentar la inversión en tecnología e investigación,
buscando reducir la dependencia con el exterior y así conseguir aumentar
las inversiones dentro del país.
Japón
puso en marcha estas nuevas políticas (“Agencia Económica de
Planificación”) con el fin de llenar el mercado de sus productos, lo que
no fue difícil ya que consiguieron que fuesen de calidad y a precios
competitivos.
Japón,
que ya había consiguió el 15% del comercio mundial, siendo EE.UU la
receptora de un tercio de sus exportaciones, ahora centraba su política
económica exterior en la concesión de créditos y la compra de títulos
de deuda a occidente. Si con EE.UU sus inversiones son más directas,
cómo en inmobiliario o banca, en Europa su relación es menor, con
tecnología y agroalimentarios, siendo tan solo una cuarta parte.
Pero
los cambios más sustanciales se ven en las restricciones que tiene que
admitir Japón en su política de producción, ya que los países
industrializados copaban más de la mitad de sus exportaciones,
acaparando el mercado.
A
ello se le une su moneda, el Yen, que es de las mas fuertes del mundo,
con revalorizaciones continuas y quebraderos de cabeza a EE.UU pues
provocaba devaluaciones en el dólar y perdidas de divisas debido a las
exportaciones.
Esta
carrera económica por el primer puesto hace mella en la base de una
sociedad formada por asalariados trabajadores y consumidores, que ahora
esta descontenta por la especulación de los años ochenta y de la
economía de la burbuja.
A
partir de ese momento se entrara en una etapa de madurez en la que se
necesita una estabilidad de las relaciones económicas internacionales,
promoción de la tecnología al exterior y ayuda al desarrollo. Esta nueva
etapa es la denominada Hei Sei.
4.El poder emergente: las razones del crecimiento imparable y los factores del cambio:
Las
razones económicas por las que Japón presenta una situación
privilegiada con el resto del mundo, convirtiéndose en su primer
inversor, se basa en varios hechos.
El
primero es que posee el control del Pacífico, interviniendo en el
comercio de los países ribereños y reinvirtiendo los beneficios en la
región.
Luego,
exporta su modelo económico a otros países, cómo Hong Kong,
reinventando “pequeños Japón”. Aunque no hay que olvidar que este modelo
posee particularidades propias, cómo la regionalización interna
vertebrada por la tecnopolis, con las que se desarrollaban regiones
desfasadas económicamente. Estas transformaciones buscaban una mejoría
en la “calidad de vida” de sus habitantes, preocupándose por la cultura,
la comodidad tecnológica, etc.
También
llevaron a cabo modificaciones radicales de la producción, conseguidas
en varias fases, tales como la drogadicción al trabajo, la
automatización, la división vertical y la internacionalización. En su
desarrollo interno, se crean instituciones y leyes para fijar
directrices de desarrollo espacial, desconcentrar las actividades de las
grandes ciudades y además ofrecen incentivos fiscales o estatales
(Organización de la Promoción de la Innovación e Institutos regionales,
Ley de las Tecnópolis y Ley para la Aceleración del Desarrollo
Regional).
5.La esfera de coprosperidad y las razones de la expansión económica:
El
interés de Japón por el Pacífico se entiende por la riqueza de recursos
fósiles y minerales que poseen y que los nipones anhelan. Su influencia
económica abarca desde Corea del Sur hasta Brunei, controlando su
economía en más de un 60%. Varios de estos países y de sus orientaciones
comerciales son los siguientes:
Corea
del Sur: país de economía eminentemente terciaria y de exportaciones de
bienes manufacturados, ha sido convertido en filial nipona, cambiando
incluso varias de sus pautas productivas.
Taiwán:
de características similares a la anterior, aunque más dependiente de
Japón y EE.UU, causa que le llega a perjudicar. Se le suman los
conflictos que tiene con China para entrar en su mercado.
Hong
Kong y Macao: llevan a cabo relaciones comerciales con occidente y
diversifican sus intercambios convirtiéndose en centro de servicios y
exportadores de textiles y juguetes.
Singapur:
una ciudad-estado con el mayor puerto del sureste asiático y una
situación estratégica privilegiada para el comercio. Se ha especializado
en la reexportación de productos malayos y ha orientado su
importaciones a EE.UU y Europa.
El
sureste asiático es otra zona de influencia Japonesa con comercio
basado en la alimentación y la petroquímica, y gran dependencia del
comercio exterior. En la misma podemos encontrar los denominados países
taller, de barata mano de obra, como Tailandia, y países que sirven
fundamentalmente para expandirse, como Malasia.
Comulgando
con sus “teorías económicas”, Japón ha llevado a cabo, en la zona de
influencia ribereña del Pacífico Asiático, una estrategia de des
localización de actividades menos rentables. Aunque si es cierto que
aprovechando la abundancia de recursos y mano de obra existente, con el
fin de acaparar el mercado, controlar el potencial petrolífero y la
libre circulación naviera para su flota.
Este
modelo de desarrollo se fundamenta en 3 ejes que forman un “triangulo
de crecimiento” interesante para el capital exterior: Malasia, con una
fuerte industrialización; Tailandia, eminentemente turística; y Singapur
e Indonesia, con unos sistemas productivos ya diversificados. En cada
uno de estos ejes se forma la Ciudad-Estado, organizadora de esas
industrias y de la mano de obra, creando un importante sector terciario.
Japón
ha representado y representa la fuerza de una cultura, una tradición,
unas bases sociales, transmitidas al terreno económico y comercial. El
poder económico de Japón reside en su población, en sus circunstancias
geográficas e históricas y en otros factores de los que han sacado
provecho propio. Pero no todo es “sol naciente”, pues en la base de esa
competitividad transmitida de dentro hacia fuera, puede albergar
sentimientos de fracaso, ya que si buscan la perfección, lo notable es
una vergüenza. Esto se refleja en familias desestructuradas y
adolescentes perdidos, pues no encajan en la “máquina maravillosa” que
han contribuido a poner en marcha.
- VV.AA, (2008), “El estado del Mundo 2009”. Madrid.
- Allen, G.C. (1980), “Breve historia económica del Japón moderno : (1867-1937)”. Madrid.