De todos es sabido que el David de Miguel Ángel, gran artista del Renacimiento, simboliza y aglutina todo lo que un hombre de razón debe ser: un hombre sin miedos, atrevido, basado en el conocimiento y capaz de enfrentarse a sus mayores retos.
Y así eramos cuando los banqueros concedían créditos, los políticos nos llevaban al euro, los constructores levantaban urbanizaciones imposibles y los nuevos ricos compraban arte, coches de lujos y yates. Pasamos a ser los nuevos "hombres del renacimiento", con algo más que poder, con la sensación de que podíamos ser lo que quisiéramos. Aunque cuando lanzamos la honda, erramos el tiro.
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David de Miguel Ángel. Renacimiento. |
El David de Miguel Ángel es algo más que "la" belleza artística que roba el tiempo para pararlo a su antojo. ¿Le han mirado a los ojos?. Esos ojos denotan seguridad, valor, amor por lo que cree, heroísmo y sobre todo fuerza, la fuerza de sus convicciones. La escena va más allá del momento antes de lanzar la piedra contra Goliat, es la representación del hombre frente a la adversidad. Al otro lado de la sala pondríamos al universo frente a él que tendría la misma actitud: "voy a vencerte".
Pero nosotros no fuimos capaces de dar a Goliat en el ojo, no supimos ver que nuestras convicciones se basaban en lo material, la posición, el dinero; nos enfrentamos al mundo cargados con lo efímero. Ya estábamos condenados a la derrota.
Esta crisis es mucho peor de lo que pensamos, existe miedo a no volver a ser "hombres del renacimiento", a no poseer aquello que creíamos necesario y que en realidad nos ha llevado a olvidarnos de algo importante: David venció a Goliat con una piedra, nada más.
Estamos sufriendo una crisis de convicciones, de ideas, de valores e incluso de sentimientos. No somos capaces de enfrentarnos a nuestros Goliats porque nunca fuimos héroes, nunca tuvimos el valor de plantarnos frente al mundo, desnudos, sin ataduras y decir "voy a vencerte".
"Y el David fue derrotado por el gigante. Fue esclavo de su pretenciosa actitud, de sus armas de hojalata y de sus erróneas convicciones. Ahora empuja cual esclavo del mundo una rueda de moler trigo, como castigo, para recordarle que hubiera vencido con humildad, valor y una simple piedra".